Las varas de autoridades y Guardia Indígena en alto, con el sonido de guitarras y tambores de la agrupación cuatro más tres que entonan el Himno a la Guardia Indígena, acompañado por propios y visitantes, dan inicio al acto oficial de apertura de la Minga del Arte, culturas en comunicación que se cumple desde hoy en la ciudad de Popayán por iniciativa del Consejo Regional Indígena del Cauca a través del programa de Comunicaciones.

Hasta este sitio llegaron delegaciones de los once pueblos que hacen parte del proceso organizativo que debieron viajar desde las frías montañas de Tierradentro o Puracé, desde las calurosas y húmedas tierras de la Baja Bota Caucana o de la Costa Pacífica, desde la conflictiva zona del Norte del Cauca, las apartadas tierras de la Zona Occidente, de las brumosas montañas del Macizo Colombiano o del convulsionado territorio de Sat Tama Kiwe.

Lo hicieron cargados de sus cachivaches como dicen los ancestros, con el Anaco, el Reboso, la Cusma, la Pacha, el Chumbe Ruana a la que llaman pecadora, la Pandereta, así como el Sombrero de Iraca, de Fieltro, de Lana o de Ramo. También echaron en la Mochila, el Maletín o la Jigra sus accesorios como collares, aretes en vistosos colores, manillas, alpargatas y las botas pantaneras, otros se interesaron por llevar consigo las Flautas, los Tambores, Cajas, Maracas, Charrascas, la Quijada, el Cuerno y casi todos un cuarto de bebida artesanal para animar el espíritu en los momentos de tristeza o para dar fuerza en instantes de flaqueza.

Doña maría cargó su Olla de barro, la Batea, la Cuchara de palo, el Pangador y algunos utensilios para servir mientras que otras llevaron alimentos propios de su región como el maíz en diferentes presentaciones, el pescado, el pato, la gallina o el curí para preparar las comidas tradicionales para enseñarle a sus nuevas generaciones y a la población mayoritaria como se alimentan en sus comunidades para pervivir en el tiempo y el espacio.

Don Luis y Don Carlos también tomaron sus enseres que tienen que ver con vasos en guadua, flautas, quenas, charrascas y exhibidores de distintos productos, Misía Carmen cogió mochilas elaboradas en Fique, Lana de ovejo, Fibras, Chumbes de variados colores mientras que Enrique seleccionaba los licores artesanales, cervezas, vinos, jugos, aceites y productos vegetales que también mostrarían en esta minga. Otro grupo que ha ido en aumento tomó champús elaborados con plantas, aceites, esencias, anti covid, jarabes, cremas o pomadas porque quieren dar a conocer que hay avances significativos en farmacéutica y que pueden combatir muchas enfermedades como lo hacen los grandes laboratorios.

De igual manera, llegaron con la palabra como lo hizo Inocencio Ramos quien mostró los conocimientos en materia de música como arte y como mecanismo de pervivencia cultural de los pueblos o Juan Carlos Revelo del Pueblo de los Pastos que se refiere al uso del color en los tejidos como significado espiritual. En medio de estos grupos mencionados habían otros, jóvenes la mayoría que portaban cámaras de fotografía que activaban a cada instante, transmitían en vivo a través de las redes sociales, colocaban sus grabadores a cada persona que intervenía en medio de cables y luces, ellos son los Comunicadores Indígenas que se han formado al calor de la lucha y que tienen el registro de lo que ocurre en sus territorios y que en esta ocasión son los encargados de visibilizar lo que se presenta en esta gran Minga.

Todas estos elementos: la música, la oralidad, el arte visual, la danza o la comida tradicional comunican las alegrías o las tristezas de la comunidad y en esta ocasión el entusiasmo de mostrarle al mundo entero que los indígenas no son mendigos, que lo que tienen no se lo han regalado, que sus conocimientos lo heredaron de sus padres, que no son vándalos, que no son haraganes que son productores y comunicadores de vida y resistencia.