El Nachak es el lugar de encuentro de los Misak, se había perdido o quedado en relatos, y ahora en la familia de tata Jeremías Tunubala y mama Liliana Pechené, nos encontramos en medio del fuego, recibiendo el año nuevo.
Por: John Harold Giraldo Herrera
En tiempos milenarios, Los Misak, que han vivido en el Cauca y en otros siete departamentos, organizaban todo su ideario a partir de los leños y de tres piedras en los que se disponen para preparar los alimentos y dar lugar a la palabra. Como pueblo originario, afirman venir del agua y la palabra, el agua es su mayor riqueza en Silvia, y la palabra ha sido y será el arma fundamental con la que han conseguido ser una comunidad de lucha y pensamiento. Mama Liliana, con resolución, se alista para tomar el mandato que le otorgaron más de cuatro mil votos, cuando fue propuesta para liderar.
Al otro día y sin dejar que el fuego se apagara, mama Liliana salió muy temprano de su casa en la vereda Fundación Mosquera. Con lazos de solidaridad, como hacía tiempos no se veía y en festejo comunitario, los habitantes la rodearon y la acompañaron hasta Santiago, el sitio que antes fue lugar de dominio de terratenientes, y hoy es la sede del cabildo, en donde también existe la universidad propia. Los Misak se reconocen como un pueblo autónomo, “pero esa autonomía nos cuesta sostenerla y tenemos que apropiarnos más de ella”, dice tata Floro Tunubala, en medio de la posesión, donde también estuvieron los mayores, y unos cinco mil indígenas e invitados, entre los que se dejaban ver funcionarios públicos y académicos. Mama Liliana caminó unas dos horas antes de llegar, tomó el mando del anterior gobernador Joaquín Morales, y este le entregó un símbolo de autoridad: el bastón de mando. Mama Liliana lo recibió y lo sintió muy pesado, tanto como la responsabilidad que ahora tiene para ejercer un aire de renovación y compromiso con los cerca de treinta mil Misak y los pueblos originarios de Colombia.
Los indígenas en Colombia, y en particular los Misak, ejercen el Derecho Mayor, es decir, su autonomía desde leyes preexistentes, teniendo en cuenta que mandan obedeciendo, es decir, que es la comunidad la que determina las personas que asumen los cargos de representación. Mama Liliana es hija de una familia que pagó terraje, en otras palabras, estuvo esclavizada por los hacendados, confinados en pequeñas extensiones de tierra que les pertenecían, y debían pagar con su trabajo una especie de obligación al terrajero.
La toma de posesión incluyó 10 alcaldes zonales en los que se encuentra dividido su territorio. Por primera vez en su historia tres mujeres, más la gobernadora, hicieron parte de la composición organizativa, por lo que se afirma que es el tiempo de las mujeres en la gobernabilidad, “si los hombres llevan más de un siglo en el poder, es preciso que las mujeres tengan el mismo tiempo”, aseguró uno de los habitantes de Silvia. De igual modo, alguaciles y secretarios, entre otros, que en total suman 160 cargos, ya que se participa de la idea de compartir el mandato en pareja. No es una persona aislada, sino la familia y en específico el compañero(a) o el familiar más cercano los que toman la autoridad del cabildo.
Mama Liliana es una mujer joven. La tradición ha mostrado que han sido los mayores quienes han tenido la responsabilidad de liderar a su pueblo. No obstante, ven en ella una persona decidida y con muchas esperanzas, ya que ha logrado ser la portavoz de los pueblos originarios en diversos escenarios locales, nacionales e internacionales, como en Oslo en diciembre de 2016, cuando la academia sueca le entregó al presidente Juan Manuel Santos el premio nobel de paz, un hecho simbólico y emblemático, que se contrapone al hecho de que los Misak siempre han tenido participación política: Lorenzo Muelas fue constituyente, y Floro Tunubala tuvo el cargo de gobernador del Cauca, por ejemplo. Otros han ganado espacios de interacción y decisión política, En Silvia nació el movimiento indígena de Colombia y varias de sus organizaciones.
Sus ideas al posesionarse, además de un desfile con música que sonó todo el tiempo, tuvo un recorrido por Sierra Morena, el lugar donde pronto inaugurarán el primer hospital materno infantil indígena de Colombia y donde se encuentra la casa Payan, el cacique que es recordado por ser el nombre de la capital del Cauca y quien siendo Misak resistió la invasión española. Para mama Liliana, quien se encuentra empeñada en recuperar muchas de las tradiciones perdidas y aniquiladas en las diversas colonizaciones, Payan dejó muchas enseñanzas que espera retomar, así como el de fortalecer el Nachak, el lugar de encuentro y potenciación de la cultura alrededor del fuego.
Por primera vez en el ciclo histórico de Los Misak una familia ha tenido el honor de ejercer el mandato desde las dos personas de la misma familia, pues en el 2011 el tata Jeremías Tunubala fue electo gobernador y mama Liliana asumió su rol de acompañamiento. Ahora dice el tata: “soy yo el que acompaña y asiste a mama en su cargo”. En esta comunidad los hombres también hacen de comer y lo seguirán haciendo, así como las mujeres pueden y deben liderar. Mama Liliana tendrá un año para gobernar y llevar el bastón de mando. En todo el acto agachó la cabeza, “no como sumisión, sino por respeto a su pueblo”, aseguró, mientras que ya en su casa a las 10 y 30 de la noche hacía el balance del día en el Nachak y se preparaba para las reuniones, luchas, planes y demás que deberá hacer en este año.
Los Misak han reexistido en medio del conflicto armado vivido en Colombia desde una postura de No violencia, y en el escenario de posesión la gobernadora precisó que en los archivos históricos reposan los documentos que muestran cómo Los Misak no han usado armas para su lucha y han sostenido desde su pensamiento y palabra su fuerza, con la idea de que si recuperan la tierra lo recuperan todo.
Tomado de elespectador.com