Preámbulo

  1. Nosotros, miembros de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC) – una alianza global de 323 organizaciones de 97 países – nos reunimos en Bogotá, Colombia para el 10º Foro Global de la Tierra (GLF). En el marco de la celebración del 30 aniversario de la ILC, celebramos también nuestra solidaridad colectiva y los logros concretos hacia una gobernanza de la tierra centrada en las personas. En la última década, estamos orgullosos de haber ayudado a garantizar los derechos a la tierra de más de 4,7 millones de mujeres y hombres, sobre más de 45 millones de hectáreas, y contribuido a 154 reformas políticas y legales.
  2. Las mujeres, las juventudes, las y los pequeños agricultores y las y los agricultores familiares, las y los campesinos, las y los pescadores, las personas afrodescendientes, los pueblos indígenas y las y los pastores están en la primera línea de la defensa de la tierra, alimentan a las comunidades y protegen la naturaleza, pero se enfrentan a la discriminación, el acaparamiento de tierras, el despojo y la violencia. Nos comprometemos a proteger a las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente, situando el liderazgo de los pueblos en el centro de nuestro trabajo y garantizando la igualdad de derechos sobre la tierra, el acceso a los recursos y la participación. Respaldamos las Declaraciones de los Pueblos Indígenas, los Jóvenes y los Pueblos Afrodescendientes de este Foro.
  3. Agradecemos al Gobierno y al pueblo de Colombia su cálida acogida. La decisión de Colombia de dar prioridad a la reforma agraria como estrategia fundamental para la construcción de paz, en colaboración con las organizaciones populares y de los pueblos, nos da esperanzas. Felicitamos su firme compromiso con la reforma agraria redistributiva, especialmente en el fragmentado e incierto contexto global actual.
  4. Nos enfrentamos a un mundo marcado por crisis interrelacionadas: desigualdad, concentración de la tierra, pérdida de biodiversidad, cambio climático, degradación del suelo, conflictos, polarización, inseguridad alimentaria y amenazas a los derechos humanos y a la democracia. Estas crisis están impulsadas por sistemas que priorizan los beneficios y a las dinámicas de poder por encima de las personas y el planeta, perjudicando a quienes viven de y en la tierra: más de 100 millones de los cuales están representados por nuestros miembros.
  5. En respuesta, reafirmamos el poder transformador de nuestra diversa Coalición. Juntas, nuestras voces traen el cambio. Nuestra experiencia demuestra que la distribución equitativa de la tierra, la reforma agraria y la seguridad de la tenencia son esenciales para una transición justa y sostenible. Nos solidarizamos para avanzar en una gobernanza de la tierra centrada en las personas como una solución a los retos que compartimos colectivamente nosotros y las generaciones futuras.

Hacemos un llamado sobre cuatro áreas que requieren atención urgente:

Derechos a la tierra para la biodiversidad y la justicia climática

  1. Apreciamos el progreso realizado en el marco de las Convenciones de Río en el reconocimiento de la seguridad de la tenencia de la tierra como elemento esencial para alcanzar los objetivos globales de neutralidad de la degradación de la tierra, protección de la biodiversidad y acción por el clima.
  2. Acogemos con satisfacción este impulso e instamos a una acción más fuerte y coordinada en la COP 30 de la CMNUCC para avanzar en la gobernanza de la tierra centrada en las personas como base de la justicia ambiental. Hacemos un llamado a los gobiernos y a las organizaciones intergubernamentales para que prioricen los derechos de tenencia de la tierra, en particular los de las mujeres, las juventudes, las y los pequeños agricultores y las y los agricultores familiares, las y los campesinos, las y los pescadores, las personasafrodescendientes, los pueblos indígenas y las y los pastores, como estrategia fundamental para cumplir los compromisos en materia de clima y biodiversidad. La gobernanza de la tierra responsable y centrada en las personas debe reconocerse como un aspecto central de la acción por el clima.

Transformar sistemas, defender derechos: Justicia alimentaria, energética y territorial

  1. Las transiciones urgentes en los sistemas energéticos y alimentarios deben respetar y fortalecer los derechos humanos, la tenencia de la tierra, las prácticas agrícolas sostenibles y la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición. Estamos profundamente preocupados por el acaparamiento de tierras y las violaciones que afectan a mujeres, jóvenes, las y los pequeños agricultores y agricultores familiares, las y los campesinos, las y los pescadores, las personas afrodescendientes, los pueblos indígenas y las y los pastores, a menudo impulsados por inversiones energéticas y agrícolas mal administradas. Estas transiciones deben ser justas, equitativas y centradas en las personas, basadas en el liderazgo, el consentimiento y la participación de quienes viven en y de la tierra.
  2. Las comunidades deben tener el poder y la autonomía para decidir si se llevan a cabo proyectos energéticos y agrícolas en sus tierras y territorios, y en qué condiciones. Hacemos un llamado a gobiernos, inversores y empresas para que respeten la autodeterminación, cuando proceda, defiendan el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI), garanticen el respeto de los compromisos y leyes internacionales y nacionales, la transparencia, la protección medioambiental, la distribución de beneficios y la plena participación de las comunidades afectadas en todas las fases. Redistribución del poder: Reorientar la ayuda hacia el desarrollo orientado desde lo local
  3. En todo el mundo, las inversiones en democracia y derechos humanos, construcción de paz y desarrollo sostenible están disminuyendo. Este declive agrava la desigualdad, la pobreza y el hambre, alimenta los conflictos y socava los cimientos de la paz a largo plazo.
  4. Hacemos un llamado a los donantes, a las instituciones financieras internacionales y a los gobiernos para que reequilibren las prioridades, dirigiendo los recursos hacia las mujeres, las juventudes y los esfuerzos de desarrollo justos y equitativos, basados en los derechos y liderados por la comunidad, incluyendo una gobernanza más centrada en las personas y, en particular, hacia la reforma agraria, la acción climática y la transformación de nuestros sistemas alimentarios.
  5. Hacemos un llamado a los gobiernos para que renueven el Compromiso de Tenencia Forestal de 2021 en la COP 30 con compromisos financieros y políticos más fuertes para reconocer y asegurar la tenencia de los Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y comunidades locales en todos los ecosistemas, incluyendo los pastizales.

 

Construcción de paz

  1. La concentración de la tierra y la riqueza es el centro de la injusticia estructural que está profundamente arraigada y del conflicto, impulsando las desigualdades y el daño ecológico. La reforma agraria redistributiva no es sólo una herramienta para la equidad económica, sino un requisito fundamental para la reconciliación y la paz, especialmente en las sociedades en situación de posconflicto.
  2. Hacemos un llamado a los gobiernos y a las organizaciones intergubernamentales para que apoyen procesos de reforma agraria inclusivos y justos, reconociendo la tierra como un derecho humano y un bien colectivo. No puede haber paz sostenible, ni florecimiento colectivo sin justicia agraria, social y medioambiental. Esto incluye la acción en pro de la justicia de género, la lucha contra la discriminación y la violencia, allí donde se produzcan.
  3. Expresamos nuestra solidaridad con los miembros de la ILC y con todas las comunidades que se enfrentan a la ocupación, el desplazamiento y la violencia relacionada con la tierra, incluida Palestina, donde la tierra y la vida están bajo asedio. Nos oponemos a la expropiación de tierras como arma de guerra y reafirmamos nuestro compromiso con la paz basada en la justicia, la dignidad y los derechos humanos.

Conclusión

  1. Expresamos nuestra profunda gratitud al pueblo y al gobierno de Colombia. Colombia es un poderoso ejemplo de cómo la lucha por la tierra es inseparable de la lucha por la paz. Nosotros, los miembros de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra, trabajaremos de manera estrecha para apoyar los resultados centrados en las personas de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural +20, que se celebrará en Colombia en febrero de 2026.
  1. Juntos, nos vamos de Bogotá con un sentido de inspiración y unión y listas y listos para actuar. Hacemos un llamado a los gobiernos, a la sociedad civil, a los movimientos sociales, a los donantes y a todos los socios para construir agendas y compromisos conjuntos, avanzando hacia un futuro en el que los derechos a la tierra sean vistos como una pilar esencial de la paz, la justicia climática, la sostenibilidad y la dignidad humana. Debemos garantizar que los sistemas alimentarios, la conservación, la transición energética y la acción climática no se produzcan a expensas de las comunidades, los ecosistemas o los derechos humanos. Juntos, seguiremos colaborando de manera significativa desde la base para construir mundos justos, sostenibles y florecientes.

La Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC) es la más grande y diversa coalición que trabaja por los derechos a la tierra en el mundo. Juntos, trabajamos por el cambio de los sistemas de gobernanza de la tierra. Nuestras 323 organizaciones miembros se encuentran en 97 países. El 10º Foro Global de la Tierra de la ILC fue organizado por el CINEP, el Ministerio de Agricultura y Reforma Agraria y la Comisión Europea en Colombia. Esta Declaración fue adoptada por la Asamblea de Miembros de la ILC el 20 de junio de 2025.

GLF Bogotaì Declaration