En el corazón del resguardo de Santa Rosa de Capisisco, de Tierradentro Cauca, una semilla inolvidable dejó su huella en la lucha por la libertad y la identidad cultural. Avelina Pancho Aquite, su trayectoria en el Movimiento Indígena destacó por su pasión por el cambio, no por el poder, sino por desafiar las lógicas de dominación mediante la educación propia y movilizadora.
A sus 6 años de haber partido del mundo terrenal, la Mayora Avelina Pancho dejó una huella inquebrantable en el territorio. Su trabajo intenso con las comunidades ancestrales por preservar y rescatar la cultura Nasa, como forma de resistencia y pervivencia de los pueblos originarios del Cauca, han dejado un legado en su comunidad.
Su espíritu aún recorre los territorios ancestrales con su legado, las escuelas de formación indígena donde se enseña la cultura Nasa recuerdan su trabajo esencial para no dejar morir las costumbres y la memoria.
Avelina, a pesar de no hablar su lengua materna, comprendía el idioma Nasa y se sumergió en el significado profundo de palabras como «Uma», que denotaba el concepto de madre. Su inquietud por evitar el uso excesivo de términos castellanos revelaba su posición política centrada en la autonomía lingüística.
Uno de los proyectos de la Mayora Avelina Pancho fue «Kiwe Uma», un proceso de formación cultural destinado a las y los niños para rescatar el sentir como pueblo Nasa. Pancho creía que cultura es un elemento esencial de cada pueblo. Que la cultura es «el alma del pueblo» y que «sin cultura, no hay pueblo». Por eso, luchó por que la cultura Nasa fuera enseñada en las escuelas indígenas.
También fue una importante defensora de los derechos de las mujeres indígenas. Decía que las mujeres indígenas han sido históricamente discriminadas y que necesitan tener voz y voto en las decisiones que afectan a sus comunidades. Por eso, luchó por que las mujeres indígenas ocuparan puestos de liderazgo en las organizaciones indígenas.
Avelina volvió al seno de nuestra Madre Tierra en agosto del 2017, su inquebrantable lucha por la educación sigue vivos en los territorios y acompaña con su espíritu los procesos culturales propios de lucha y resistencia.