A la opinión pública nacional e internacional, al Estado colombiano, a los organismos de control, a las organizaciones defensoras de derechos humanos, ambientales y de los pueblos indígenas, y a la comunidad internacional:
Nosotros, como Autoridad Ancestral y Comunidad Indígena del Resguardo de Rioblanco, Sotará, Cauca, pertenecientes al Pueblo Yanacona, ubicados en el corazón del Macizo Colombiano, nos dirigimos al mundo con profunda preocupación y firme convicción para expresar nuestro rechazo categórico y absoluto frente a la amenaza que representan las concesiones minero-energéticas sobre nuestro territorio ancestral y el de comunidades indígenas hermanas al igual que de las campesinas con las que compartimos el territorio estratégico del Macizo Colombiano.
El Macizo Colombiano: Territorio Sagrado y Patrimonio de la Humanidad: El Macizo Colombiano, reconocido como la Estrella Fluvial de Colombia, es fuente de los ríos Magdalena, Cauca, Caquetá y Patía, y es una reserva estratégica de agua y vida para millones de personas. En 1998 fue declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, y en 2023, como Patrimonio Mundial de la Biosfera, resaltando su incalculable valor ecológico, cultural y espiritual a nivel planetario. Este territorio no solo alberga una riqueza ambiental excepcional, sino también una diversidad humana profunda, siendo hogar de pueblos indígenas, comunidades campesinas y afrodescendientes que han protegido sus saberes, tradiciones y vínculos espirituales con la Madre Tierra durante siglos.
Rioblanco: Territorio Sagrado del Agua: Desde nuestro caminar colectivo, hemos declarado internamente nuestro territorio como “Rioblanco, Territorio Sagrado del Agua y Espacio Biodiverso de la Cultura Ancestral Yanacona”, reconociendo la sacralidad del agua, los bosques, la vida y nuestras prácticas espirituales como pilares fundamentales para la armonía de la comunidad y del planeta, proceso conocido por la institucionalidad del Cauca. Cualquier intervención extractivista en este espacio constituye una afrenta directa a nuestros derechos colectivos, culturales, ambientales y espirituales.
Derechos Fundamentales y Normatividad Nacional e Internacional: La Corte Constitucional de Colombia, a través de múltiples sentencias (T-129/11, T-622/16, SU-123/18, entre otras), ha reconocido el carácter de sujetos de derechos a la naturaleza y a los pueblos indígenas, así como el principio de prelación de los derechos fundamentales sobre intereses económicos. Asimismo, la jurisprudencia ha reafirmado el derecho a la consulta previa, libre e informada, consagrado en el Convenio 169 de la OIT, la Constitución Política de Colombia (artículos 7, 70, 72, 79 y 330), y en declaraciones internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
La pretensión de imponer concesiones mineras en nuestros territorios, sin respeto a nuestra autodeterminación y sin consulta previa, constituye una violación flagrante del derecho nacional e internacional y un atentado contra los principios del Estado Social y Pluricultural de Derecho.
Responsabilidad Estatal e Institucional
Denunciamos la negligencia y permisividad institucional que ha facilitado el avance de intereses extractivistas sobre territorios sagrados y vitales para la humanidad. Reiteramos que la omisión, acción o complicidad del Estado colombiano y sus entidades frente a los daños ambientales, culturales y espirituales derivados de estos proyectos será objeto de acciones jurídicas, éticas e internacionales.
El Estado tiene la obligación constitucional y moral de garantizar la protección integral de los territorios indígenas y campesinos, la biodiversidad y la cultura, y de promover un modelo de desarrollo sostenible, justo y respetuoso de los derechos de la Madre Tierra.
Nuestro Llamado a la Humanidad
Convocamos a los pueblos, organizaciones y personas conscientes del mundo a unirse en la defensa de la vida, a rechazar el extractivismo que amenaza con destruir las bases de nuestra existencia, y a reconocer el papel fundamental de los pueblos indígenas y campesinos como guardianes milenarios de la naturaleza.
Desde Rioblanco, Sotará, Cauca, reafirmamos nuestro compromiso con la paz, la armonía y el buen vivir, pero no estamos dispuestos a sacrificar nuestro futuro por intereses económicos ajenos.
Nuestra lucha es por la vida, por el agua, por las futuras generaciones y por el equilibrio del planeta.
¡El territorio no se vende, se ama y se defiende!
¡Rioblanco vive, el Macizo resiste, la Madre Tierra no se rinde!