“Nos llegó la hora” afirma panfleto que circula después de la muerte del mayor sabedor Oliverio Conejo y su hija Emily, asesinados vilmente en la vía “El Libertador” que conduce del municipio de Totoró a el municipio de Inza al oriente del Cauca.

El volante amenazante, titulado limpieza social en Totoró, no es más que una estrategia de violencia y miedo que desde hace algunos meses se pasea por nuestros territorios, sindicando de terroristas a nuestros líderes sociales y sus familias para luego asesinarlos.
Ante el silencio y la negligencia del actual gobierno de Ivan Duque y el centro democrático para proteger a las comunidades indígenas y sus planes de vida, y ante el evidente aumento de grupos armados ilegales, asesinos, ejércitos de muerte que con la excusa de que somos obstáculo para el desarrollo del país, siguen masacrando a nuestros comuneros, nos pronunciamos vehementemente exigiendo garantías de protección a la vida y a los derechos humanos.

Es de recordar que aunque el municipio de Totoro, donde asesinaron al mayor sabedor y su joven hija, y donde aparece el escrito con amenazas contra 16 dirigentes del pueblo Totoroez, es un territorio que cuenta con una medida de la corte constitucional, la sentencia T025 del 2004 que a través del Auto 004, obliga al estado a proteger la vida de su comunidad por estar en riesgo de exterminio cultural, igualmente el pueblo Totoroez, es víctima de carácter colectivo y se encuentra en el registro único de víctimas, el gobierno nacional no garantiza una especial protección.

Es cierto, nos llegó la hora, pero de continuar armándonos de valor, alzando la voz y denunciar ante la opinión pública, nacional e internacional estos atroces hechos de violencia que siguen exterminándonos como pueblos, desconociendo nuestra cosmovisión, nuestros usos y costumbres, nuestros derechos.Hoy nos matan junto a nuestros hijos, nos amenazan a nuestros líderes, sin embargo, por cada hecho de violencia sistemática, de terror, nos unimos y con más fuerza continuamos el camino que dejan nuestras víctimas, nuestros mayores sabedores y en resistencia reclamamos nuestro derecho a la vida y la pervivencia como pueblos.

POR PROGRAMA DE COMUNICACIONES CRIC

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