CECEDICEditorial #14 de Radio revista CECIDIC

Agosto 11 de 2015

Como “De mala leche”, podríamos denominar las acciones del programa Séptimo día y su serie titulada La desarmonización: la flecha del conflicto, pues de una forma predeterminada, agresiva y sin conceder el derecho a la réplica, desprestigia y atenta contra la integridad del Proceso comunitario y la Vida indígena; en especial de las comunidades del Norte del Cauca quienes luchan día a día para seguir perviviendo física y culturalmente en sus territorios.

“De mala la leche”, porque durante tres emisiones puso en tela de juicio la Autonomía de los pueblos indígenas; de ahí los dardos lanzados en contra de las orientaciones políticas y la administración de los Cabildos, la Unidad comunitaria, la aplicación de Justicia propia, el Control territorial de la Guardia indígena, la Recuperación de tierras y la Consulta previa.
Es así como, en su última emisión del domingo pasado, justo cuando se conmemoraba el día internacional de los pueblos indígenas, Séptimo día deslegitimó el proceso de Recuperación de tierras calificándolo como una “invasión” de predios; al igual que definió como una “talanquera al desarrollo” la realización de la Consulta previa libre e informada a la que tienen derecho las comunidades cuando se va adelantar un proyecto que afecta sus territorios.

En esta misma emisión decían que los pueblos indígenas tenían más de 30 millones de hectáreas y por eso era incomprensible la “invasión de tierras”, pero olvidaron decir que la mayoría de las mismas son de vocación forestal o páramos, además que a nivel nacional el 62,91% del Área Predial Rural pertenece a un 0,43% de los propietarios (grandes terratenientes), mientras que el 1.66% de la tierra le pertenece al 57.87% de los propietarios.

Asimismo, decían que era inaudita la ocupación de la finca La Emperatriz porque tenía un legítimo dueño y estaba generando empleo en la región; sin embargo olvidaron decir que los legítimos dueños de este predio son los indígenas Nasa por hacer parte de sus territorios ancestrales, al igual que desde esta finca se planeó la masacre de El Nilo y que la misma no genera tantos empleos porque la caña de azúcar, el único cultivo de este lugar, es trabajado en su mayor parte de una forma mecanizada. Y se atrevieron a decir que, las comunidades llevan a sus niños a los procesos de recuperación de tierra para utilizarlos como escudo y obstaculizar el desalojo. Afirmación más desatinada esta, porque evidencia un desconocimiento absoluto de las prácticas indígenas, como el llevar a los niños a los diferentes espacios comunitarios (minga, asamblea, congreso, tul…) para que aprendan haciendo, apropien y revitalicen la cultura.

En conclusión, este programa televisivo tenía una intencionalidad política: desprestigiar las estrategias y acciones de resistencia de los pueblos indígenas. De estos medios de comunicación masivos no podemos esperar otra cosa, más que la defensa del estatus quo y los intereses de unos pocos. Por eso, debemos continuar el trabajo comunitario y caminar la palabra, ya que “los intereses de los pobres los tiene que defender la propia comunidad organizada”, como lo decía el padre Álvaro Ulcué Chocué.

Por: Andrés Popayán Jaramillo
Coordinador de la escuela comunitaria
Casa para revivir el pensamiento, CECIDIC.

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