El hacer memoria de lo que ha sido nuestro proceso de lucha y resistencia necesariamente implica traer la palabra bonita, digna y rebelde de nuestros mayores y mayoras quienes han entregado su vida por defender a Uma kiwe, y en sus andares por el territorio han ido sembrando con fuerza el amor, la alegría y el orgullo que significa ser hijos e hijas de la tierra.

Sus sueños y esperanzas de libertad nacidas desde el corazón y enraizadas con la tierra, son la base para caminar en busca de una vida sencilla y sabrosa, la cual conocemos como Wet Wet fincenxi (buen vivir) y que siempre va a estar abrazada al territorio.

Tenemos que peñizcarnos, saber qué fue lo que soñaron nuestros mayores cuando crearon esta organización, que por cierto ha costado mucha sangre, mucho sufrimiento” fueron las palabras de un Nasa, que como muchos en los territorios ha manifestado no ser carga ladrillos del estado porque la lucha que nuestras y nuestros mayores nos dejaron tiene raíz, pero no precio.

Este proceso es de sacrificios y eso es lo que lo hace valioso y fuerte.

Para lo que hay que ver, con un solo ojo tengo” dijo un comunero que, movilizado por lo que duele en su territorio, perdió el ojo izquierdo a manos de un estado que día a día asesina a las comunidades que luchan por un territorio libre.

Yo hice el deber de buscar justicia porque ya estaban habiendo muchos muertos, muchos compañeros” manifestó la mayora Etelvina Zapata, quien, sin saber leer (solo garabateando su nombre) caminó durante 19 años por instancias gubernamentales y de derechos humanos a nivel nacional e internacional, buscando justicia en nombre su hijo German, un joven recuperador de tierras quien en una noche de 1988 fue asesinado por el ejército nacional.

Ella durante esos 19 años camino e hizo sentir su voz de mujer y madre Nasa logrando así que el Estado Colombiano reconociera la responsabilidad en el asesinato de su hijo. “Después de eso ya empezó el gobierno a llamarme y yo le dije: lo siento mucho, pero a mí no me llamen más, yo necesito que vengan a mi vereda, donde me hicieron el daño; y si no quieren venir, pues no vengan, ustedes verán que van a hacer, pensaran que yo me voy a quedar callada, no me queda callada en lo más duro que me toco hasta sola, ahora no me calla nadie.” Concluye la Mayora Etelvina

Los mayores y mayoras en su caminar, en cada palabra y acción nos han demostrado que no hay que quedarnos callados, ni mucho menos asustarnos ante las estrategias de terror, guerra y despojo, que, desde el poder, siempre han querido implementar en contra de los pueblos.

“Nosotros sabemos que estamos por algo grande y ellos como no tienen les da tusa y empiezan a hablar mal y eso no es de ahora, no hay que asustarse; las amenazas vienen del 70 y aquí estamos, otros se murieron, pues los mataron. Mientras tanto jóvenes, animo, no les de miedo” dijo un Mayor del resguardo de Huellas Caloto, hace cinco años durante una minga en la hacienda la Emperatriz, una de las primeras mingas realizadas en ese punto.

Con esas palabras que siguen retumbando en nuestro ser, decimos que no vamos a soltar la lucha de nuestros mayores y mayoras, ni mucho menos a vender sus sueños, eso no se negocia porque no tiene precio, seguiremos caminando sin miedos, echando a andar la palabra desalambrada que día a día se libera con la tierra.

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Tejido de Comunicación ACIN y la beca A Viva Voz de Memria.

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