De en medio de las verdes montañas como figuras borrosas por la neblina propia de la temporada de verano surgió la multitud encabezada por un grupo de chirimía y de danzantes, hombres y mujeres que anunciaban que el Saakhelu ya iba en camino a la vereda el Carmen, resguardo de Pioyá en territorio Sath Tama Kiwe del municipio de Caldono.

Antes dos jóvenes Nasas lanzaban al aire los cuetones para indicar que la vereda estaba de fiesta mientras que el médico tradicional con un balde de agua con plantas medicinales  abría camino en desarrollo del ritual mayor del pueblo Nasa cuya preparación se inició hace varias semanas en cumplimiento del mandato comunitario de rescatar y preservar los valores culturales ancestrales.

Hombres, mujeres y niños desde temprano se turnaron para ayudar a trasladar el gran árbol que desde el día anterior había sido cortado por los comuneros previo el ritual y cateo para determinar cuál era el indicado para el adelanto de la ceremonia. Poco a poco los comuneros llegados desde todo el territorio se sumaron a la multitud tanto para cargar el Saakhelu como para acompañar en las danzas sin dejar de consumir guarapo de caña preparado por los padrinos de la fiesta.

Después de tres horas el pesado árbol llegó a una gran cancha acondicionada para el ritual y dar paso al almuerzo comunitario consistente en mote con papa, yuca y abundante carne a la usanza del pueblo Nasa. Posteriormente al llamado de las autoridades empezaron a colocar las denominadas tijeras consistentes en dos palos en cruz para sostener el árbol mientras que los comuneros con largas sogas de fique hacen el esfuerzo para levantar y sembrarlo. Después de fallidos intentos el Saakhelu está sembrado y listo para continuar la ceremonia consistente en varias danzas que se adelantaron en medio de una pertinaz lluvia.

Flautas y tambores en manos de jóvenes, hombres y mujeres empezaron a emitir sus armónicos sonidos para indicar que es hora de picar la carne y sus aliños para elaborar las albóndigas del desayuno. Teniendo en cuenta los protocolos de bioseguridad por la pandemia del coronavirus un delegado de la autoridad tradicional entregaba tapabocas y guantes de látex a los encargados de picar y previa desinfección tomaron sus machetes para iniciar el corte de los pedazos de carne siguiendo el ritmo de los instrumentos musicales. Fueron largas horas de ese sonido uniforme que hasta lo lejos llegaba anunciando que el gran ritual del pueblo Nasa seguía su programación y solo era interrumpido por algunos participantes para consumir la bebida tradicional. Con el acompañamiento de los rayos de la luna que surgió de entre las montañas terminarían el segundo día de la jornada que busca agradecer a la madre tierra y la pervivencia del pueblo Nasa.

Por: Programa de Comunicaciones CRIC

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