La lucha y la resistencia ha sido histórica, las decisiones que hemos dado en el proceso y en la defensa del territorio han tenido claridad política desde el sentir del defender la vida, el territorio, buscar la unidad y la autonomía.

El color rojo representa los mártires que han derramado su sangre en los diferentes espacios de lucha, pero que desde el corazón le han aportado en este caminar, el verde la belleza y diversidad que Uma kiwe (madre tierra) nos da en el día a día.

El 24 de febrero de 1971 en la Susana Tacueyo se consolido el Consejo Regional indígena del Cauca CRIC, en un contexto de despojo en donde los terratenientes avanzaban en imponer un poder capitalista de destrucción en contra de los pueblos no solo de Colombia si no del mundo entero.

En ese entonces reuniéndose a escondidas, buscando estrategias para vencer el opresor se encaminó la lucha milenaria en lo que hoy se consolida como CRIC Consejo Regional Indígena Del Cauca, perdiendo miedo a las represalias, se decidió resistir dignamente, por una vida que les dejara territorio y vida a sus futuras generaciones perviviendo culturalmente  desde ese entonces hasta ahora, no ha sido fácil, lagrimas rabias, desesperanza e impotencia se han tenido que sentir, pero que este caminar es tan grande que luchamos hasta que se apague el sol.

El contexto de amenazas no ha cambiado mucho, cambian las personas y nombres de los poderes, pero siguen los modelos de despojo, nos quieren exterminar por la amenaza que representamos al poder.

Más que un día de celebración es un momento de recordar, conmemorar, de reencontrarnos, conversar, escucharnos, analizar el camino y trazar un horizonte claro que no nos aleje del camino, que por más de 50 años los mayores y mayoras nos han dejado, es volver a esas voces, a esas historias que abrieron camino hacia la autonomía y la pervivencia de su ancestralidad.

Destacamos la resistencia desde la sabiduría, la espiritualidad y la cultura, los saberes y expresiones culturales vivos en los tejidos, la danza, la música que fortalece esa conexión desde el interior con la naturaleza, los latidos del corazón que retumban en el tambor, el susurro del viento que de las flautas y quenas sale para apoderarse de los espacios, de los momentos, ya sea en la lucha, en la celebración, en las siembras de las compañeras y los compañeros, es la chirimía la que cuenta y acompaña las alegrías y tristezas convirtiéndose en memoria histórica colectiva, los idiomas propios, los espacios de vida, el arte de los pueblos, ha sido también una estrategia de resistencia y pervivencia tejiendo historia viva.

Este es un momento de unirnos mas como pueblos en el mundo, en el Abya Yala, desde allí podemos fortalecer la armonía desde las familias, comunidades y los procesos, siempre con la malicia por que los tentáculos del poder usan estrategias que nos quieren dividir, pero que despejando estos espejismos el camino ya este trazado desde nuestros caciques y cacicas.

Por: Colectivos de comunicación del norte del Cauca

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