Stella Ramírez

Partió con la biblioteca al otro espacio

Stellitius, como le diría Spitia, un amigo de la organización indígena, nos tomaste la delantera en este paso por el mundo terrenal al marcharte muy temprano pese a que ya había cosechado los frutos del trabajo al lado de los pueblos indígenas de la cual hacía parte como integrante del Consejo Regional Indígena del Cauca.

Se trata de Irma Stella Ramírez Pejendino una indígena caucana de descendencia Ingana nacida en este departamento el 24 de junio de 1962 y vinculada al proceso organizativo del CRIC cuando apenas contaba con 18 años de edad. Aun se le recuerda asistiendo al Sexto Congreso del CRIC y celebración de los diez años de existencia en la localidad de Toribío donde ya participó activamente teniendo como objetivo hacer parte de esta organización. Su interés por las luchas que se daban en esos momentos le permitió ingresar inicialmente a la recién creada Central Cooperativa Indígena del Cauca cuando funcionaba en el Barrio Bolívar de la capital caucana para después vincularse a diferentes iniciativas en distintos campos. Luego llegaría al programa de comunicaciones al apoyo de la actividad que allí se desarrollaba, entre ellas la realización de la Radio Revista Cultural Bilingüe que luego llevaría el nombre de la Palabra Americana y el manejo del archivo y la naciente biblioteca, posteriormente ejercería el cargo de dinamizadora que en esos tiempos se conocía como docente y lo hizo en la escuela de El Cabuyo, Resguardo de Quintana en el municipio de Popayán donde es recordada por ser una de las personas que impulsó la educación en una de las primeras iniciativas del programa de Educación Bilingüe Intercultural para luego hacer lo propio en la zona de Tierradentro.

Posteriormente retornaría a la estructura del CRIC donde se ocupó especialmente en la organización del Centro de Documentación José María Ulcué que se convirtió en el sitio de recopilación de buena parte de las memorias de los 51 años de lucha indígena en el departamento del Cauca. Ese centro del cual prácticamente es la fundadora inició en la actual casa grande del CRIC, luego en la oficina del Cadillal para luego instalarse en la Universidad Autónoma Indígena Intercultural en el barrio la Aldea al norte de Popayán. Por esta razón era materia de consulta permanente tanto por el conocimiento de los documentos que tenía bajo su custodia como por la experiencia en el campo organizativo. Así quedó evidenciado en uno de los documentales sobre los orígenes del Programa de comunicaciones en el cual hizo su aporte contando sus vivencias y mostrando todo lo que hizo para recopilar muchos documentos que se estaban perdiendo por falta de un buen manejo. “Estos documentos no se prestan para sacar de la biblioteca, porque no existen más ejemplares” aseguraba en forma enérgica cuando alguien se encontraba un tesoro bibliográfico en los anaqueles de la Uaiin para dar a conocer el esfuerzo que se había hecho para conservarlos.

“Era una enamorada del proceso de las luchas de los pueblos indígenas, defensora del Consejo Regional Indígena del Cauca, fue pionera en el manejo de la biblioteca y dedicó toda su vida al servicio de la organización”, nos recuerda Jesús Alexis Avirama Ramirez, su hijo mayor al contar la trayectoria de Stella hasta el día de su muerte.

Stella era la cuarta de siete hermanos, hija de doña Adela Pejendino, comunera del Valle del Sibundoy y sabedora espiritual que hasta hace poco ejercía como médica tradicional antes que le llegara una enfermedad que la retiró de su actividad. Sus hermanos son Gloria, Gonzalo, Jaime Bolívar Ruby Adela y Gladys que aún viven y Hernán que ya partió por el camino a la eternidad y donde seguro ya se encontró con quienes siguieron por esta senda. Son sus hijos Jesús Alexis Avirama Ramirez, Alma Margoth Ramos Ramírez y Yamid Estiven Ramírez Pejendino que le dieron la oportunidad de contar con cuatro nietos que son Angie Brigith y Juana Valentina Avirama, Valentina y Cielo Santacruz Ramos, familia que hoy llora la partida de quien fuera también una de las que lideraba este conglomerado humano.

Al lamentar la temprana partida de Irma Stella podemos decir que la recordamos como una mujer alegre, trabajadora, luchadora por las causas indígenas y como dice su hijo enamorada de la organización y muy especialmente de la conservación de la historia del movimiento indígena. La encontramos disfrutando de la conmemoración de los 50 años de Consejo Regional Indígena del Cauca donde no ocultó su emoción al ver un libro que se escribió a varias manos entre ellas las de Jorge Caballero y en el que ella también hizo su aporte importante. La vimos disfrutando de un nuevo aniversario de la creación del Centro de Documentación José María Ulcué y que en sus inicios lo ayudaron a levantar con Ana García y de las últimas ocasiones cuando no dejó detalle de su paso por el programa de comunicaciones con la alegría que le caracterizaba.

Stella deja un hondo vacío entre su familia que la vio crecer y luchar por salir adelante junto con sus hijos, pero, se va dejando una gran huella en las nuevas generaciones sobre el interés que se debe tener por la historia del movimiento indígena. Ahora ya se encuentra con su hermano Hernán quien había partido más temprano al otro espacio, lo hará con Jorge Caballero, Con Gracielita y con muchos otros compañeros para seguir organizando los documentos que serán el testimonio de las cosas que pasaron en el mundo terreno.

Para Stella nuestro deseo porque ya se encuentre en el sitio que los espíritus mayores le tienen reservado a quienes hicieron su aporte al movimiento indígena y gracias por todo lo que hizo en este mundo terreno, a su señora madre Adela Pejendino, a sus hermanos, hijos y nietos nuestros abrazo solidario para que puedan soportar la repentina partida de su ser querido y para las nuevas generaciones el llamado para que recojan las banderas que siempre llevó Stella y sigan el camino del fortalecimiento organizativo.

Por Programa de comunicaciones CRIC

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