El lunes muy de madrugada doña Adelinda, don Adolfo, Carmen, Juan y miles de indígenas de los territorios de San Sebastián, Caquiona en el Macizo Colombiano, en Chinas, Tumbichucue o la Gaitana en Tierradentro, desde Chirriadero o Agua Negra en la cordillera Occidental, desde las frías tierras de Puracé o las ardientes de López Adentro empezaron a subirse a las chivas atariados con sus carpas, cobijas, poca ropa y mucha comida teniendo como destino la finca Monterilla en el Municipio de Caldono, donde participan de la Minga que convocaron las autoridades tradicionales agrupadas en el Consejo Regional Indígena del Cauca.

La marcha la hicieron por carreteras convertidas en camino de herradura por la falta de presencia del gobierno para luego enrutarse por la vía panamericana con el único objetivo de recuperar los derechos perdidos y lograr el cumplimiento de más de mil acuerdos firmados por el gobierno nacional en diferentes movilizaciones. Entre tanto en la casa grande del Consejo Regional Indígena del Cauca un aprendiz de periodista en forma airada reclamaba de los consejeros su derecho de movilizarse por la principal carretera del país. En poco tiempo se le había olvidado su origen campesino, ahora ya con corbata se cree nacido en el Parque Caldas de Popayán y fustigaba a los indígenas para que dijeran que iban a bloquear la carretera. Otro, periodista, que nunca aprendió a hacer periodismo atacaba con vehemencia a los consejeros porque no se habían pronunciado por la muerte de un gobernador del Chocó a manos de un grupo guerrillero. Despistado un tanto el periodista que ni siquiera ha visto el pronunciamiento sobre el tema. Pero en medio de cámaras, grabadoras y luces un periodista me ofrecía un “delicioso” postre de Milo mientras observaba la escena y decía “aquí de donde salió tanto periodista es como si brotaran de debajo de las piedras”, hasta razón tendrá.

Mientras eso ocurría en las carreteras y en la oficina del CRIC, por las redes sociales, Juan Manuel un ingeniero Uribista hasta los tuétanos se quejaba porque había paso restringido en el sector del Cofre y le echaba la culpa a los indígenas porque en su ceguera no sabe distinguir entre indígenas, campesinos o afrocolombianos. Otra mujer tan conservadora como el anterior, “colaboraba” en el comentario para hacer más visible su xenofobia y tildaba a los indígenas de marranos. Por su parte el abogado Alvaro Casas, nacido en la zona de tierradentro en medio de indígenas y colonos asegura que sus comentarios desobligantes contra los indígenas no es racismo pero los amenaza con un montón de leyes asegurando que defenderá los derechos colectivos de los “blancos” pero todo indica que nunca ha leído los derechos colectivos de los indios y los negros porque cuando se les vulnera no dice nada.

Pero en la carretera ya había otra guerra declarada: la del gobierno nacional a través de sus organismos de seguridad. Allí, prácticamente en la oficina del CRIC en Popayán, varios uniformados de la Policía Nacional, requisaban una camioneta que llevaba elementos de salud en claro irrespeto a la Misión Médica, en otro lado otros patrulleros le pedían las cédulas a los ocupantes de un vehículo que sabían prestaba sus servicios a los indígenas y con el pretexto de verificar información les tomaban copias a esos documentos sin explicación alguna y en otros casos hasta detuvieron a varios comuneros que se desplazaban en las chivas.

Pero nada de esos impases detenía a los manifestantes que como todo el mundo debieron esperar a que en el Cofre se les permitiera el paso por parte de otras personas que desde hace ocho días participan en una jornada de protesta. Así llegaron en medio de un fuerte aguacero, cansados del largo viaje, con hambre pero con intenciones de armar sus “cambuches” para pasar la noche. Recibieron las indicaciones de donde acomodarse y de inmediato con palos y plásticos armaron el sitio donde colocarán sus “campings”y de inmediato colocaron la olla para la comida.

En Monterilla, ya dispuestos al descanso no sienten hambre, ni cansancio, ni frío, les preocupa solamente que el presidente Juan Manuel santos llegue con su equipo de ministros este Miércoles primero de Noviembre pero que sea con un mínimo de acuerdos cumplidos y una ruta para cumplir los restantes. La guardia indígena con su bastón en mano controlan entrada y salida del lugar y se disponen a prestar la ayuda que se requiera en una movilización tan grande como la que se preparó desde hace varios meses por mandato del XV congreso del CRIC.

La pregunta obligada que ha formulado la gente del común, los dignatarios del gobierno y los medios de comunicación es si habrá bloqueo a la vía panamericana y la respuesta dada es sencilla: todo depende del gobierno nacional, si cumple se retorna a las parcelas, si llega sin nada, las comunidades definirán el que hacer en adelante. La otra pregunta que se formula por todas partes es cuánto tiempo durará esta movilización? Y allí hay otra respuesta clara: aquí nos quedaremos Hasta que se apague el sol….Con esta respuesta pasarán la primera noche en medio de las inclemencias del tiempo para levantarse luego y preparar el encuentro con el Gobierno Nacional.

Por: Antonio Palechor Arevalo – Proyecto Político del CRIC

#MingaCRIC

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