En las altas montañas de las tierras de Pueblo Nuevo, la tristeza se ha posado como una sombra silenciosa tras la noticia del asesinato del Mayor Rogelio Chate, un líder espiritual que trascendió fronteras y dejó una huella imborrable en la comunidad. Aunque la noticia es triste, el espíritu de Rogelio aún flotara entre la comunidad, guiándolos desde lo espiritual.

Rogelio, no solo fue un líder espiritual, sino un amante de la música y las tradiciones culturales, compartió su vida en su comunidad de Pueblo Nuevo. Desde su juventud fue elegido gobernador, y durante más de dos décadas, inspiró a su gente a redescubrir y revivir las raíces que estaban desvaneciéndose en el tiempo.

Los músicos, compañeros inseparables de Rogelio en esta travesía cultural, se unieron en una conmovedora ronda por el pueblo, llevando consignas, melodías que durante años resonaron en los corazones de quienes las escucharon. Buscaban, a través de la música, armonizar el dolor y rendir homenaje al hombre que fue más que un líder, un amigo que siempre los motivó.

«Hoy los músicos hicieron una ronda en el pueblo hasta la casa de él, tratando de armonizar un poco desde la música para retirar el sucio, esa reflexión tan en homenaje al Mayor Rogelio», expresó uno de los compañeros, visiblemente afectado.

Rogelio, con su enfoque único, fue y será una guía que ilumina la oscuridad cultural que amenazaba con apagarse. Motivó a rescatar tradiciones como el Año Nuevo andino, recordando a la comunidad que la verdadera celebración no era en diciembre, sino el 21 de junio, según el calendario propio de pueblo Nasa.

«Él fue uno de los que más nos impulsó como Grupo Juan Tama en ese espacio, él fue el que nos ayudó a conseguir las guitarras que necesitamos», compartió otro miembro de la comunidad, recordando cómo Rogelio siempre estaba presente, llamando a los músicos y alentando la preservación de la lengua propia, el Nasa Yuwe.

Rogelio no solo guiaba desde el plano espiritual, sino que también brindaba apoyo práctico. Ayudó a conseguir instrumentos musicales, orientó a los jóvenes en las grandes asambleas y compartía su sabiduría con una sonrisa y la malicia indígena que lo caracterizaba.

«Siempre motivaba con esa alegría, con esa estrategia de indígena de la malicia indígena. Salía con un chiste y a la vez orientaba a los jóvenes a todos los que están participando en una asamblea en una comunidad», relató con nostalgia otro miembro de la comunidad.

En su última asamblea, Rogelio presentía su partida. «Nosotros los viejos ya nos vamos», decía, dejando tras de sí un legado de recomendaciones para las generaciones futuras. Sus palabras resonaron en los corazones de quienes lo escucharon, y ahora, en su ausencia, la comunidad se enfrenta a la tarea de abanderar, dirigir y motivarse, tal como él instó hacer.

Pueblo Nuevo llora la pérdida de un hombre excepcional que a través de la motivación a tocar la música y vivenciar la cultura, dejó un impacto indeleble. La danza del gallinazo, el del angelito y la danza de la bienvenida suenan ahora como un tributo a su memoria, recordando la alegría y vitalidad que Rogelio infundió en cada rincón de la comunidad. Aunque el lamento persiste, también perdura la esperanza de que el legado de Rogelio Chate continúe vivo en cada corazón de quienes lo conocieron.

Por: Programa de Comunicaciones-CRIC

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