“De solo Rio Chiquito con nombre y apellido tengo 22 niños secuestrados”
Desde las profundidades de Tierradentro, en el corazón ancestral del pueblo Nasa, en una gran movilización, comunidades indígenas provenientes de los resguardos de Cohetando, Juntas y La Laguna, se dirigieron hacia Guadualejo a reunirse en asamblea en un esfuerzo conjunto por defender sus vidas y su autonomía.
Esta marcha no fue solo un gesto de unidad, sino un grito de resistencia ante la creciente amenaza de grupos armados ilegales que han sembrado el terror en estas tierras.
Monseñor, Óscar Augusto Múnera Ochoa, quien acompañó la gran asamblea en Guadualejo, alertó sobre el incremento de asesinatos selectivos, el reclutamiento forzoso de menores y la desaparición de jóvenes indígenas.
“Hay un comunero de san Andrés perdido, se llama Jairo Quinto Pencue, si alguno sabe de él, los hermanos están desesperados, y si alguno, cerca de su casa ve que hay una especie de hueco o de entierro, avisen para ir a sacarlo para que la familia haga luto. Vengo de ayudar a ver si liberan otro secuestrado, de solo Rio Chiquito con nombre y apellido tengo 22 niños secuestrados sin contar lo de Páez, de Avirama ocho. Han regresado más de 14 niños en ataúd (…)”
Según monseñor, no menos de cinco grupos armados ilegales están operando en la zona, desestabilizando la armonía ancestral que ha caracterizado a estas comunidades por siglos.
“Acabo de enterrar la semana pasada cuatro de una masacre, y no salió en ninguna parte, ¡cuatro! ahí en Rio chiquito. Tenemos cinco grupos armados que no los teníamos, La Bermúdez 57 que entró, los elenos, la de los ramos, la Ruíz, la Rendón, y eso nos trae muerte, y el combustible de esa guerra es el narcotráfico y la minería ilegal (…)”
La presencia de estos grupos no solo pone en riesgo la vida de los indígenas, sino que también amenaza la autonomía de sus territorios, pilares fundamentales de su identidad y cultura.
Las comunidades indígenas de Tierra dentro han demostrado una vez más su capacidad organizativa y su determinación en la defensa de sus territorios sagrados. Sin embargo, la situación es crítica y requiere de decisiones urgentes por parte de las autoridades indígenas y sus comunidades.
La movilización no solo buscó justicia y paz, sino también el reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indígenas que luchan por preservar su legado y su futuro en medio de la adversidad.
Por: Programa de Comunicaciones CRIC.