Que se encuentra total y absolutamente de acuerdo con la posición tomada por los compañeros  Indígenas NASAS  del vecino Departamento del Cauca, que están tratando de buscar la PAZ  en sus territorios y para ello de forma increíblemente valiente han decidido expulsar de sus territorios a todos los elementos armados que son los generadores de violencia, llámense guerrilla, o fuerzas del Estado.

El verdadero Pueblo Colombiano es aquel compuesto por ese 67% de patriotas encuestados por Caracol en la presente coyuntura, que noblemente respaldaron  la posición asumida por los indígenas, pues esa mayoría que son el verdadero pueblo, comprenden y conocen muy bien, que aunque el Gobierno manifieste que la fuerza pública es quien debe  asumir el control del territorio, son conocedores de que lo hacen para preservar los intereses de los poderosos nacionales y extranjeros y no como hipócritamente manifiestan para cuidar la vida y los bienes de indígenas y campesinos, pues está demostrado y todo Colombia lo pudo apreciar en la Televisión, que las fuerzas estatales se atrincheran entre las casas humildes de los pobladores pobres,  cuyas humildes viviendas a duras penas construidas con los duros sudores de toda una vida, son las que reciben los impactos de las balas y explosivos cruzados durante la contienda.

Todos, ricos y pobres sabemos que la presencia del ejército o de la policía provoca la aparición inmediata de las fuerzas subversivas y los consiguientes combates en los cuales la población civil desarmada es la que lleva la peor parte  y que también acarrea el sembrado de minas por unos y otros, pues aunque se laven las manos diciendo que cumplen con las normas internacionales sobre este aspecto, la verdad es que ambos bandos procuran atrincherarse tras un cordón de minas que después causarán muerte y mutilación a  quienes nada tienen que ver en el conflicto; tan cierto es ello, que conocemos de muchos  ricos que no quieren ver cuarteles o campamentos de las fuerzas gubernamentales en las cercanías de sus  casas sean urbanas o rurales, pues ello les genera peligro inminente.

Igualmente rechazamos la discriminación mediática que vienen haciendo los medios de comunicación (Caracol – RCN) al querer ridiculizar a los pueblos indígenas y por otro lado endiosan a un soldado porque simplemente llora, por qué no se preguntan cuántas sandeces han cometido la fuerza pública contra los pueblos indígenas y campesinos (desapariciones forzosas, falsos positivos, violaciones sexuales incluso tráfico de drogas), eso si no asusta al país, ni se le rechaza por los medios de comunicación que incluso son del mismo gobierno. (RCN, director Francisco Santos, primo de Juan Manuel Santos presidente).

Además es bueno que el pueblo colombiano tenga claro y sepa, que la militarización de los territorios indígenas no es para cuidarlos y menos para protegerlos. Es para darle paso a la locomotora minera que patrocina el presidente JUAN MANUEL SANTOS. Léase la Resolución Minera No 18 0241 del 24 de Febrero de 2012 “Por medio de la cual se declaran y limitan las áreas estratégicas mineras”, allí aparecen descritos los municipios para la explotación minera y son justamente, donde se están dando las confrontaciones  entre los militares y los indígenas que saben de verdad el porqué de la militarización. “Mejor dicho vienen es por la tierra de los indios y de las riquezas mineras que allí se encuentran”.

Por otra parte, la Constitución Colombiana ha reconocido los territorios indígenas y los ha dotado de características especiales para que podamos vivir sin injerencias nefastas; y esas características que los hacen inalienables, imprescriptibles e inembargables,  los dotan también de autonomía administrativa  en la cual el Estado, al decir de la H. Corte Constitucional, no tiene autoridad Constitucional ni Legal para interferir, por lo cual la intromisión armada de cualquiera, es un abuso de poder.

De ahí que  no es raro que colmada la paciencia de los compañeros indígenas Caucanos, estos con toda razón quieran expulsar de sus  territorios a todos aquellos  que son los generadores de esa violencia que ya dura más de cincuenta años y que no se acaba porque no conviene a las fuerzas del Estado que se enriquecen por un lado cuidando los yacimientos minerales y petroleros y por otro con el negocio de las armas y que tampoco le conviene acabar a la guerrilla que según dicen está a la expectativa de la apertura de nuevos frentes mineros para “cuidarlos” mediante “modesta” vacuna. Por ello, consideramos, que en el Valle del Cauca, estamos en mora de tomar la misma valerosa decisión.

COMITÉ EJECUTIVO DE LA ORIVAC

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