El próximo 9 de septiembre, la Casa de América de España, entregará el Premio Bartolomé de las Casas en su XIX Edición, con el que hace un reconocimiento a la “labor en el ámbito de la información del Tejido de Comunicación y Relaciones Externas, que incorpora y articula las estrategias comunicativas tradicionales con los medios tecnológicos para informar, reflexionar y decidir con el propósito de defender la vida de las personas y la pervivencia del territorio” dentro del proceso organizativo liderado por la ACIN en el norte del Cauca.

 

La representación de la comunidad de la zona norte del Cauca en España estará a cargo de Jorge Arias, consejero mayor de la ACIN y Edgar Yatacué, integrante del Tejido de Comunicación de la ACIN. La ACIN está construida por el esfuerzo de comunidades, comuneros, cabildos, proyectos comunitarios y por el esfuerzo anónimo de decenas de miles de personas que incluye a muchos que han dado la vida sin ningún reconocimiento. Este premio Bartolomé de las Casas es para ellas y para ellos. Por haber caminado la palabra, hoy su esfuerzo no ha sido en vano. Es a ellas y a ellos, los desconocidos, los ignorados a quienes dedicamos nuestra gratitud y reconocimiento.

Irónicamente, España es el escenario donde se hará el reconocimiento a un trabajo digno hecho por comunidades que se resisten al modelo de codicia que asesina y también donde se premiará a Álvaro Uribe Vélez, uno de los promotores de ese modelo mezquino. Este reconocimiento se le hace –supuestamente- por su ‘apoyo a las víctimas del terrorismo’, a las víctimas del país cuyo gobierno afirmó que no existía ni conflicto, ni víctimas. A aquellos que fueron (y siguen siendo) invisibilizados, difamados, agredidos y que siguen esperando un proceso de justicia y reparación.

Este premio también es para ellos. Es un estímulo para continuar el trabajo con las comunidades, para visibilizar los procesos de resistencia de los sectores y organizaciones en todo el mundo que, con sus objetivos particulares, comparten la meta de todos los pueblos que consiste en defender la vida. Por eso es importante seguir dedicando nuestros esfuerzos y capacidades al fortalecimiento del proceso de resistencia pacífica y a la construcción de alternativas tejidas en diferentes rincones del mundo, donde, como en el norte del Cauca, como en toda Colombia, el proceso de comunicación ha sido fundamental para visibilizar, fortalecer y proteger los planes de vida y para denunciar constantemente la agresión que se origina desde el modelo económico transnacional.

 

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