Cuenta la historia que el pueblo Mapuche, nunca se rindió, que caminó la resistencia y defendió la lucha por liberar la Tierra desde siempre. Que sus territorios fueron invadidos por monocultivos, por trasnacionales y multinacionales, pero no se vendieron.

No tienen una cabeza de los lideres, sino muchas, y sus liderazgos se ratifican y toman valor por quien defiende la Madre Tierra, quien se venda ya no es líder.

El pueblo Mapuche ha defendido su territorio, lo camina y lo conoce. Están en territorio chileno y argentino, pero son una sola nación. Una sola resistencia.

Llevan más de un año en estado de deserción, por las políticas de exterminio que la dictadura dejó contra su pueblo. Se involucraron en la campaña de Gabriel Borich, actual presidente de Chile, como una esperanza de cambio, pero nada cambió.

Se les dio participación en la construcción de la nueva constituyente, plantearon sus dolores y rabias, se organizaron y se juntaron con otras luchas, pero no fue posible el cambio gracias a la manipulación de la derecha política, quienes hicieron una campaña de desprestigio en contra de quienes se plantearon la posibilidad de un mundo distinto.

La derecha condenó la posibilidad de tener tierra, de pensar en la igualdad, de terminar la condena de más 30 años de sometimiento en contra de los pueblos. Porque al poder que viene de arriba no le conviene.

Se han juntado con otras luchas, para sembrar la digna rabia, para llevar su experiencia a otros pueblos que vienen caminando en resistencia, para que no se confíen, para que no se vendan porque el poder institucional somete y cambia los sentires y pensares que desde la tierra nacen.

Invitan a la malicia, a ser cuidadosos de propuestas y a trabajarlas en comunidad. Pero, sobre todo, invitan a no cansarse y confiarse porque lo institucional amarra y condiciona las luchas, porque las políticas del gobierno y el estado, sea el que sea, aun responden a poderes individuales que defienden el despojo de los pueblos y sus territorios.

No romantizar la lucha y la resistencia, no es justo hacerlo; como pueblos indígenas, nos merecemos vivir ese mundo otro, en donde vivenciamos nuestras prácticas, en donde vivimos en armonía y equilibrio entre nosotros y la Madre Tierra. Esa es otra de las palabras que se menciona durante esta minga. Palabras dignas que no solo están cargadas de fuerza, sino de coherencia para resignificar los procesos que desde cada territorio se camina.

Este es el sentir que el pueblo Mapuche, en la palabra de Natividad Llanquileo,Una palabra que debemos seguir caminando con dignidad, con coherencia y con el respaldo que nuestras bases vienen tejiendo con fuerza desde cada territorio.

“Los derechos humanos no se pueden someter a votación” la vida no depende de ello, entonces lo único que nos queda es seguir con fuerza este andar que defiende la vida y el territorio, en donde todos y todas somos iguales, buscando la libertad de la tierra y la nuestra.

Por: Programa de comunicaciones-CRIC.

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