El Testimonio de Alcides Zambrano

El sol se cierne sobre el centro poblado de Paniquitá, al oriente del departamento, donde el tiempo transcurre a un ritmo distinto al del mundo exterior. En este rincón escondido de la geografía Caucana, la tradición y la música son mucho más que simples palabras; son la esencia misma de la comunidad. En medio de la cultura Nasa, se encuentra un hombre cuya vida ha estado entrelazada con las notas y melodías que fluyen como un río serpenteante por las verdes montañas que caracterizan a esta región.

Él es Alcides Zambrano, un hombre de cabello canoso y mirada serena, se sienta en una silla de madera en su modesta casa. Sus arrugas cuentan historias de años vividos con pasión y dedicación. Con voz tranquila pero llena de emoción, Alcides, nos lleva a un viaje a través del tiempo, hacia una vida que ha estado marcada por la música tradicional de su región.

«Nosotros venimos componiendo e interpretando música desde años atrás, más que todo desde 1978 para acá. Nosotros hemos perdurado porque siempre hemos sido amantes de la música…» Alcides, recuerda con nostalgia los primeros pasos de su travesía musical. En 1978, él y un grupo de amigos fundaron el Conjunto “Los Amigos de Paniquitá”, un grupo dedicado a preservar y promover la rica herencia musical de la región.

A medida que Alcides, comparte su historia no puede evitar mencionar a aquellos que ya no están presentes en el escenario de la vida. «Han fallecido varios, como el mayor Bernardo Gurrute, mi hermano Enrique, Libardo Velasco, que ya pasaron al otro espacio, y nuestro compañero Rafael Velasco, que ahorita está entre la vida y la muerte, ahí nosotros somos los que seguimos con el Conjunto musical para los Adultos Mayores». El paso del tiempo y las inevitables despedidas no han sido obstáculos para estos apasionados músicos.

La música se ha convertido en su refugio, en una forma de resistir ante las adversidades y de mantener viva una parte esencial de sus vidas. «Esto para nosotros ha sido ha sido duro, por la partida de nuestros compañeros, y hoy ojalá pudiéramos dejar algún legado para nuestras nuevas generaciones. Yo me siento alegre porque por lo menos ahorita tengo un nietico que está reemplazándome.» Con la mirada puesta en el futuro, Alcides encuentra consuelo en la certeza de que su legado musical continuará a través de las nuevas generaciones.

Su nieto, un pequeño de ocho años, se perfila como el relevo natural, llevando consigo la pasión y el amor por la música que ha caracterizado a su abuelo. «A mí me ha gustado y me gusta apoyarlo mucho en el arte que lleva en la escuela de música. Yo digo que eso es un apoyo para uno, a veces nos reunimos a repasar y a ensayar, ahí vamos, aunque él no puede todavía manejar la guitarra porque es un peladito de ocho años, pero veo y considero que es el legado que yo puedo dejar a mi familia…» La enseñanza y el apoyo hacia su nieto se convierten en un pilar fundamental para Alcides.

A pesar de las diferencias generacionales, encuentra en esta relación un puente que une el pasado con el futuro, asegurando la continuidad de una tradición que ha sido parte integral de su identidad. La música tradicional de Paniquitá, sigue vibrando en las manos y el corazón de Alcides Zambrano, y sus amigos quienes, a través de sus esfuerzos incansables y su compromiso inquebrantable, han tejido un legado que trasciende el tiempo y las fronteras, asegurando que las generaciones venideras continúen sintiendo la magia de la música que ha sido el alma de su comunidad durante décadas.

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