Ileana Almeida*

Los waorani son es el más fascinante de los pueblos indígenas que habitan en el Ecuador. Su aislamiento secular les ha permitido conservar rasgos lingüísticos y culturales que otras comunidades amazónicas, en contacto con los mestizos, han ido perdiendo. Son excelentes cazadores y conocen la agricultura. Su dios, Huen Gongui, creó al hombre a partir del maíz, en forma análoga a lo que hicieron las divinidades de Mesoamérica. Manejan el algodón y lo emplean en la confección de redes y hamacas. En lo alto de los árboles mantienen al águila arpía, héroe cultural que todo lo ve como guardiana que es del cielo. Su lengua es extraordinaria por la cantidad de  variantes de sus sonidos vocálicos y consonánticos, lo que la vuelve armoniosa y melódica. Antes de que llegaran los misioneros, caucheros, madereros y petroleros, los waorani vivían en libertad, la amistad y la fidelidad al grupo eran sus valores más altos, no estaban restringidos por autoridades ajenas  y su horizonte era muy ancho.

Las relaciones que han mantenido con la gente extraña a su cultura han acabado en resultados desastrosos. En un tiempo, eran un grupo relativamente numeroso, pero los taromenane que conformaban parte de él, a partir de continuas y amargas experiencias y a sabiendas de que todo acercamiento al mundo “civilizado” ha implicado altos y dramáticos costos para ellos, decidieron adentrarse en la selva y mantenerse aislados. En un video-documental se muestra que algunas mujeres, jefes de sus clanes (dado que aún se conserva el régimen matrilineal) permitieron la explotación de maderas finas a cambio de Coca-Cola, bebida a la que se volvieron adictos en la comunidad. También se puede ver como una compañía extrajera cedió una camioneta usada y sin llave, a cambio de que se le permitiera explorar su territorio. El vehículo quedó estacionado para siempre y solo sirve para que, por turno, los waorani descansen y conversen en el interior de la cabina.

Todavía se piensa que los indígenas que optan por el aislamiento  pueden adaptarse a nuestra cultura si se les explica algunas ideas sobre el progreso y el mejoramiento económico,  pero no es eso precisamente lo que ocurre. El Estado, desde luego, no está interesado en los waorani, sino en el petróleo que hay en sus territorios. Un ministro del actual gobierno sostuvo que, desde el aire, se ven a unos pocos trashumantes en esas selvas y que, por lo tanto, no se presentarían mayores problemas para la explotación petrolífera.

Nada bueno se logrará si se quiere arreglar la situación que viven actualmente los waorani con nuestras “civilizadas” leyes. En la Constitución consta que el Estado ecuatoriano es plurinacional,  pero en los hechos este es un precepto que no se aplica. Los waorani  siempre han vivido de acuerdo a sus normas y costumbres, y son ellos quienes deberían resolver sus conflictos. ¿No será que la Ronda sur-oriental de campos petroleros, que está en curso, tiene que ver con los conflictos  entre waorani?.

Compartir