Bajo la protección del fuego, la música de la lluvia, las voces del viento y el aroma del palo santo, reunidos desde distintos territorios del Abya Yala, los pueblos indígenas del Cauca y otros territorios de Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Nicaragua, Guatemala y México nos hemos encontrado en la ciudad blanca de Popayán para vestirla de colores por cuatro días. En este breve tiempo hemos compartido con gran intensidad, cariño y alegría lo que somos. Nos hemos movilizado hacia acá y tomado la ciudad para comunicar a todas las direcciones del cosmos nuestro sentir y agradecimiento hacia la vida, expresado en el arte indígena que acompaña el caminar de las comunidades.

Tenemos muchas formas de hacer minga, de juntarnos para compartir y construir juntos. Muchas veces ha sido con el predominio de la palabra. Esta vez vez no ha sido la palabra, han sido los símbolos, la danza, la música, la pintura, los tejidos. En estos días hemos hecho del arte una excusa para estar en una Minga que implicó un largo proceso de preparación, de formación, de concertación y de encuentro entre los pueblos.

En esta Minga las mujeres han tenido un papel fundamental. Desde la preparación de los alimentos que nos nutrieron para danzar, pintar, tejer; desde la oralidad con la que comparten su sabiduría; desde su presencia mayoritaria en este encuentro, hablando del sentido de tejer en la vida, de pintar de colores nuestro mundo, de la importancia de volver a tomar los instrumentos y de liberar la voz para liberar el corazón. Hoy 25 de noviembre Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, celebramos a las niñas, jóvenes, mujeres y mayoras que somos elementales para la pervivencia de la vida.

Esta Minga ha sido también un encuentro de medicinas. Porque una vez más hemos vivenciado el poder del arte para curar el corazón de la gente y d los pueblos. Porque cuando se recupera la danza, se recupera nuestra capacidad de movernos. Cuando se recupera el tejido, se recupera nuestra capacidad de enlazarnos, de organizarnos, de construir relaciones de armonía entre hermanos y entre pueblos. Cuando se recupera el canto, se recupera la voz, nuestra capacidad de hablar con claridad armonía y respeto. Cuando se recuperan las artes, se recupera el lenguaje del corazón, se recupera la vida.

Esta Minga del arte es una forma de sumar nuestras propias luchas a las diversas resistencias que acontecen en Colombia y en el mundo: las de todos esos sectores de estudiantes, campesinas y campesinos, trabajadoras y trabajadores que se movilizan por sus derechos y por construir nuevas realidades. Porque desde el arte también expresamos lo que le duele a la madre tierra y a sus hijas e hijos.

Nuestro sentir desde el corazón se plasma de múltiples formas en nuestras expresiones que hacen arte. El respeto a la simbología y toda elaboración artística de los pueblos indígenas implica reconocer que el conocimiento tradicional no es de nadie, se comparte dentro del territorio bajo los principios del respeto y el cuidado de la vida. Es desde el derecho propio que se regulan nuestros conocimientos tradicionales y que se garantizan el respeto y la protección de los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

Como parte de la política pública que tanto Gobierno como los Pueblos hemos venido construyendo juntos, nos hemos organizado para la realización de esta primera Minga de Arte Indígena. Es tarea de las autoridades y estructuras organizativas de nuestros pueblos fortalecer, apoyar y proteger el trabajo de los y las artistas indígenas, como una forma fundamental de creatividad, movilización y resistencia.

El arte comunica la sabiduría de la vida desde el sentir de nuestros pueblos y desde todas sus expresiones. El arte es tejer la vida y comunicar los principios del respeto a la diversidad, la paz, la unidad, el diálogo, el reconocimiento y la inclusión. Dentro del derecho de los pueblos indígenas la comunicación es nuestro derecho a seguir expresándonos y encontrándonos con la sociedad.

La Minga del Arte Indígena seguirá siendo un espacio permanente que permita la visibilización y el diálogo intercultural a partir del arte, para lo cual requiere todo el apoyo y garantías del estado colombiano. A partir de hoy queremos caminar con las y los artistas, presentes en nuestros territorios, porque esta una de las formas en que los pueblos indígenas construimos paz. Nuestro danzar juntos es la reconciliación entre todos.

Gracias a todas y todos y seguimos caminando y construyendo.

Cauca, Colombia, Noviembre 25 de 2018

Compartir