Cantamos con Las Clandestinas…el coro y todas las verdades que cuentan y señalan en el video-canto que compartimos. Cantando con todas y todos «y van a volver, las balas que disparaste van a volver».

A las y los Liberadores de la Madre Tierra, les matan ganado que tienen para sobrevivir y ninguna institución reacciona para defender al pueblo de este crimen que se suma al prontuario que acá comparte en video y texto, quienes denuncian desde la lucha del Norte del Cauca, pero en cambio, cuando el agro-negocio denuncia, el Coronel llega con sus tropas a defender la propiedad privada y a disparar contra civiles sin armas y a mentir según el guión. La dignidad hace que la Guardia y la comunidad retenga 31 uniformados y decomise armas…ahí sí la institucionalidad llega a acusar de delincuentes a los comuneros y comuneras. Ahí sí, una vez más convocan al diálogo, para volver a incumplir, disparar, mentir y matar. Claro, porque el modus operandi del poder siempre ha sido el despojo.

Guillermo Rico nos regala su testimonio periodístico siempre ejemplar, siempre riguroso, siempre comprometido con la verdad y con los pueblos. Esta vez, nos entrega «Coronel Plata, ¿dónde están mis hijos?», Capítulo IV de su libro «En Medio de la Guerra» en el que relata la masacre (esa, porque siguen) de Dabeiba de 2003. El modus operandi queda a la vista. Vale recordarlo!! No hay nada que olvidar. Acá están de nuevo, desde la mirada de Jesús Abad Colorado, las imágenes de la verdad negada. Esto es lo que siguen haciendo.

Compartimos este canto, lo cantamos, el compromiso con la Liberación de la Madre Tierra que es una lucha de toda la humanidad cuya semilla germinó en el Cauca y el testimonio de la función de la masacre y decimos…
¡Ustedes no nos protegen ni de la pandemia ni de nada. Ustedes son el problema, la amenaza, el peligro, el engaño, el método del odio, el desprecio y la ganancia!
Ustedes ahora, como siempre y como nunca, están usando, por ejemplo la pandemia para acabarnos de someter al fascismo repugnante de su orden sumiso al capital global. Para tenernos amarradxs, encerradxs, llenándoles de información y datos para «big data», compañías de telecomunicación, aparatos de seguridad que nos convierten a través de algoritmos en comportamientos y poblaciones- en ganancias incalculables y crecientes. Ustedes nos disciplinan aprovechando el riesgo de contagio para «ajustar» el sistema, para que la guerra corporativa concentre más poder en menos y nos someta y extermine a quienes les sobramos. No negamos ni el virus, ni el contagio, pero sí los rechazamos a ustedes, asesinos, represores, ladrones. ¡Colombia! no hace falta gritar más…

¡Colombia! y la sangrienta miseria que ustedes siembran junto con cadáveres que siguen cayendo a diario por todo el país y que sólo ustedes desde el Estado pueden perseguir, amenazar y exterminar. El dolor anegado y la resistencia en aprendizaje, critica y auto-critica y lo que nos falta para encontrarnos, exigirnos porque nos queremos y liberarnos porque nos han despreciado y nos están masacrando ya más allá de demasiado. Eso nos provocan hoy, aunque no nos vean marchando en las calles, aunque tengamos cubierta la boca. Acá estamos sabiendo, viendo a través de sus mentiras, de sus ganancias, de la propaganda y convocándonos no sólo a marchar, sino a tener agenda de vida entre todas y todos. Porque «van a volver las balas que dispararon van a volver» y ustedes se irán y nosotras, nosotros emergeremos con la tierra capaces de conocernos y hacernos camino en libertad. Hoy cantamos, hoy somos Clandestinas. ¿Dónde Estamos?

En Tiempo Real. Pueblos en Camino

Compartir