Una de las cuatro celebraciones anuales mas importantes de la cosmovisión andina, que significa: espacio y tiempo para el crecimiento espiritual y del conocimiento se realiza en el solsticio de verano (21 de diciembre) en honor al padre So l(Inti) y la Madre Tierra (Pachamama), correspondiente al primer mes del año andino (mes de diciembre para el calendario gregoriano, que invento el 24 de diciembre como la fecha del nacimiento de un revolucionario social judío, como es Cristo).

Estas celebraciones, que fueran prohibidas y perseguidas por   la inquisición  de  la cultura intolerante occidental cristiana, se realizaban como grandes fiestas comunitarias y rogativas  para la armonía, reflexión y   complementariedad  en el proceso de fertilidad, crecimiento y madurez espiritual permanente, especialmente de los jóvenes del Tahuantinsuyo (4 estados federales andinos), como acompañamiento, además,  al crecimiento de todos   los seres vivos (vegetales y animales,  nacidos en el equinoccio de primavera. Este pensamiento y acción del Capac Raimi, es tambien conocido como del WIÑAY (crecer, madurar, elevarse culturalmente a nivel personal y colectivo)

Siendo el Cuzco, el principal centro de homenajes, las comunidades  llevaban los mejores productos agropecuarios, acompañados por el arte: música, danzas, diseños propios de los vestuarios de cada comunidad y de ellos los de mejor calidad se ofrendaban a la PACHAMAMA con rogativas conducidos por el Willac huma (Guía espiritual). Estas celebraciones,  se replicaban en todas las principales Llaktas (ciudades) de los andes.

Otra de las características del CAPAC INTI RAIMI, era, la de intercambiar productos (trueque), especialmente semillas para el mejoramiento genético y conservación de este patrimonio. Al mismo tiempo, se llevaba  a cabo, charlas comunitarias sobre los sucesos  de cada comunidad, como una practica de conservar en la memoria nuestras historias, conducidos por los Amautas (maestros) , donde además, se informaba de las soluciones a los múltiples problemas sociales, económicos y de infraestructura, que servían para la planificación social de toda la Nación Andina.

Al cuarto día, se concluía con grandes festejos donde la música, la danza y la chica, eran los grandes protagonistas. Todo este universo espiritual y de celebraciones de nuestro calendario  andino, el mas exacto  con el tiempo cósmico, fue destruido por los invasores españoles de la cruz y la espada.

Felizmente, en estos nuevos tiempos de reivindicación y puesta en valor de nuestra cultura y gracias a testimonios como el de Guamán Poma y Ayala, un cronista mestizo, identificado con nuestra sabiduría ancestral y otros como el; hoy, podemos no solo sentirnos orgullosos de nuestra cosmovisión; sino, que volvemos a realizar estos festejos espirituales, que cada vez mas rescatan su valor genuino, despojándose del mal llamado “sincretismo”.

Tukma, diciembre 2011,

Por José Kuntur Bautista Flores

 

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