El 2024 vuelve a ser un año violento, especialmente para las comunidades indígenas con múltiples hechos de asesinatos de autoridades indígenas, guardias, sabedores ancestrales; reclutamiento forzado de niños, niñas y jóvenes y enfrentamientos; entre otros.
La Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca presentó, con gran preocupación este informe anual que data de la grave situación humanitaria de los territorios, pues la presencia de grupos armados continúa agudizando estos hechos de violencia. Esta socialización, representa los datos recopilados desde enero hasta el 30 de noviembre de 2024.
Uno de los aspectos más preocupantes sigue siendo el reclutamiento forzado de niños, niñas y jóvenes. Cauca es el departamento que a nivel nacional presenta el mayor número de casos con más de 200 registros en 2024, de los cuales, un gran número, son indígenas.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional, los diálogos, negociaciones y el aumento de la presencia de fuerza pública en algunas zonas, los grupos armados han incrementado su accionar en casi todo el territorio caucano, siendo el Norte del Cauca el lugar que continúa registrando el mayor número de hechos violentos.
Algunos datos del Informe anotan que entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de 2024 hubo 61 muertes violentas de mujeres y 11 masacres en diferentes municipios en donde resultaron asesinadas 45 personas.
El Comité por la Defensa del Agua, La Vida y el Territorio presentó el informe sobre las afectaciones ambientales , en donde se evidenció cómo el territorio sigue siendo fuertemente afectado, sobre todo por la presencia y crecimiento de cultivos de uso ilícito y también de las plantaciones de monocultivos como caña, pino y eucalipto. En tiempos de crisis climática, estas plantaciones agravan la situación del suelo, el agua y el cultivo de los alimentos. La minería ilegal promovida como forma de financiación de grupos armados, también constituye un agravante frente a la situación territorial, ya que trae consigo amenazas, señalamientos y persecución a quienes denuncian estos hechos que atentan contra la Madre Tierra.
La resistencia comunitaria en búsqueda de la paz y las apuestas locales por ejercer la autonomía del territorio han sido las acciones que se levantan contra estas desarmonías, pues poco apoyo se encuentra en la institucionalidad: “solo un bloque social sólido podrá fortalecer las acciones por la paz y la movilización por la defensa de los Derechos Humanos”, es el llamado que hace Víctor Collazos del Espacio Regional de Paz del Cauca – ERPAZ.
Se concluye entonces que la violencia y el número de víctimas se mantiene, es una situación que no ha variado mucho y se deben seguir realizando esfuerzos conjuntos para hacer frente a este flagelo. César Grajales director de Diakonia en Colombia, realizó una importante reflexión alrededor de toda la situación humanitaria, resaltando que “la vida triunfa sobre la muerte cuando las personas nos importan, cuando estas personas dejan de ser una cifra…”
Desde Derechos Humanos CRIC, se planteó el posicionamiento de la defensa de la vida y del territorio: “para nosotros son las personas que están y vimos aquí en el informe son compañeros, son vida y siguen estando presentes en la lucha. Seguirán siempre presentes en cada uno de los caminos. Ese mismo dolor que hemos vivido, ha hecho que tengamos más fuerza. No tenemos armas, solo valor para caminar”, concluyó.
Así mismo, desde el CRIC se hizo un llamado a las instituciones a no ser solamente espectadores de todas estas situaciones y, a los grupos armados que la revolución no es matar, que respeten la vida de las comunidades indígenas en su territorio.
La organizaciones sociales de la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca, de la cual también hace parte el CRIC, seguirán trabajando incansablemente por la búsqueda de justicia social, ambiental, política, de género para alcanzar la paz.