Comunicación Publica

Nos queremos VIVAS, en armonía y equilibrio con la Madre Tierra.

Desde el sentir y el pensar de las mujeres indígenas del CRIC, hoy nuevamente nos unimos entre todas para solidarizarnos con la familia y comunidad a la que pertenecía Luz Miriam Vargas Castaño, mujer indígena Nasa en la cual germinaron semillas de lucha, semillas de dignidad que hoy más que nunca retoñan con fuerza para gritar ¡no más!, nos referimos a todas aquellas y aquellos que conocieron y hoy conocen lo que fue su ser y su quehacer, que no solo nos indignamos porque se nos arrebata una mujer líder, una mujer llena de fuerza en su vientre y en su corazón, sino que nos indignamos pues despedimos con dolor una hija del territorio de Avirama, a quien le fue arrebatada su vida violentamente a manos de su expareja sentimental, quien se creyó dueño de su vida y su destino, siendo el río Páez un espacio de vida que históricamente a albergado muertos que han querido desaparecer en el contexto de la violencia y que en esta ocasión recibe y despide a Miriam, pero que también simboliza el recorrido infinito que tendrá su legado y resistencia en el andar del río, su voz aun susurra en cada mujer Nasa, en cada mujer indígena, en cada mujer que lucha hasta el cansancio, su sol interno fue apagado, acallado y violentado, así como el de las demás mujeres que el machismo, el patriarcado y la violencia nos ha quitado y que en este contexto aumentan día a día en cifras e historias desgarradoras y por lo cual las mujeres nos hemos declarado en estado de EMERGENCIA por feminicidios en Colombia.

Como pueblos originarios reconocemos el trabajo arduo que requiere la eliminación de todas aquellas formas de violencia contra las mujeres, a veces tan minuciosas, tan silenciadas y normalizadas en nuestro diario vivir, haciendo el intento de reconocer que, desde el fogón, desde el tul, desde las relaciones que se gestan al interior de la familia se viven violencias sin embargo, hacemos un llamado a que desde nuestro ejercicio organizativo hagamos minga hacia dentro para responder a nuestro sentir de armonía y equilibrio como comunidad y con nuestra madre tierra.

En ese sentido es deber y responsabilidad de las Autoridades Indígenas orientar y efectuar la Jurisdicción Especial Indígena encaminada al alcance real y efectivo de JUSTICIA para las mujeres indígenas, así mismo hacia la orientación, prevención y eliminación de todo tipo de violencia y desarmonía contra las mujeres y las niñas en los territorios.

Convocamos a los pueblos ancestrales legítimos dueños del territorio, a la sociedad en general a rechazar todo acto de violencia machista, racista y colonial, que por siglos se sigue imponiendo en nuestros territorios en contra de nuestra ley de origen, afectando no solo a las mujeres de los pueblos indígenas, sino a todas las mujeres del país y del mundo pero con especial énfasis en las poblaciones en condición de vulnerabilidad, quienes día a día son empobrecidas y viven el flagelo del conflicto armado, económico, social y en cuyos contextos se triplican las violencias y las afectaciones sobre los cuerpos de las mujeres.

Llamamos a los organismos de Derechos Humanos, no solo actuar por la coyuntura y el manejo mediático, de los medios, que ponen al descubierto la ignorancia y la intensión discriminadora contra las mujeres, a que actúan con diligencia, respeto y con capacidad de resolución para que los derechos de las mujeres indígenas sean una prioridad del Estado y sus instituciones.

Exigimos al Estado colombiano y sus instituciones responsables de garantizar los derechos de las poblaciones; activar las políticas de protección y prevención de las violencias contras las mujeres, las ordenes emanadas de la corte como el auto 092, el auto 004, exigimos el respeto del convenio 169 de la OIT la ley 1251 y la ley 1761 que dicta medidas sobre feminicidios.

¡La Tierra es Mujer, la vida es femenina, las mujeres y las niñas somos la fuerza del territorio!

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