En esta historia recordamos a los comunicadores que en la violencia sistemática que padece Colombia han perdido la vida, dejando un silencio irremediable en sus familias, en sus comunidades y en los medios donde ejercían su labor; silencio que nos invita a reclamar para que estos hechos no permanezcan en la impunidad.

Rodolfo Maya, Comunicador indígena, ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021
Rodolfo Maya, Comunicador indígena, ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021

En la última década se registraron en los territorios indígenas del Cauca los asesinatos de cinco comunicadores de medios comunitarios. El común denominador de estos sucesos ha sido la impunidad, que ha impedido encontrar a los responsables. Así lo ha denunciado el Consejo Regional Indígena del Cauca, a través del Programa de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos, y especialmente a través de las autoridades tradicionales de los lugares donde se han registrado esos crímenes, y de los mismos familiares de las víctimas.

El primer episodio se registró el 14 de octubre del 2010, en López Adentro, municipio de Caloto, cuando fue asesinado Rodolfo Maya Aricape, comunicador vinculado con Radio Payumat, de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca. El segundo caso ocurrió en el predio Agua Tibia, Resguardo de Kokonuko, cuando una bala disparada por un uniformado de la Policía Nacional truncó los sueños de María Efigenia Vásquez Astudillo, joven comunicadora de la emisora Renacer Kokonuko. Un año después, a la media noche del 5 de marzo del 2018, Eider Arley Campo Hurtado, comunicador de la emisora Pioyá Stereo, perdió la vida al recibir una ráfaga de fusil disparada por disidentes de las FARC. Poco tiempo después, cuando aún las comunidades no se habían repuesto de estos asesinatos, el 13 de agosto del 2020, en la vereda el Barranco del municipio de Corinto, Abelardo Liz, de la emisora Nación Nasa, recibió un disparo con arma de fuego que acabó con su vida y la de otro comunero mientras registraba un procedimiento de desalojo que adelantaba el Ejército Nacional en el proceso de “liberación de la madre tierra”. El último hecho que registramos es el de la comunicadora Beatriz Elena Cano Uribe, miembro del tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, quien murió el 4 de junio del 2021 en el municipio Santander de Quilichao, luego de recibir tres disparos realizados desde una camioneta de alta gama por sujetos que abrieron fuego en contra de dos patrulleros de la Policía Nacional que, al igual que otros dos comuneros, también murieron en el lugar.

Comunicadores líderes de sus comunidades

Efigenia Vasquez, Comunicadora indígena, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021
Efigenia Vásquez, Comunicadora indígena, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021

Si bien es cierto que en los últimos años han sido asesinados muchos periodistas en Colombia, una de las formas más violentas de vulnerar la libertad de expresión, en el caso de los comunicadores indígenas estos crímenes adquieren un matiz especial, pues además de llevar la palabra acompañando procesos de comunicación, se trata de líderes que ejercen un papel muy importante en sus comunidades.

Xiomara Maya, quien vio asesinar a su padre, Rodolfo Maya, puede corroborar esta historia. “Recuerdo que en algunos momentos andaba con él y era muy emotivo, siempre daba lo mejor de sí. La gente no lo miraba como periodista sino como comunero, como padre, como amigo”.

Miller Jalvin, comunicador indígena y compañero sentimental de Efigenia, recuerda que “además de comunicadora -ella- era una líder de su comunidad, fue guardia indígena, muy trabajadora, una excelente madre y esposa, por eso la muerte le llegó cuando cumplía con el deber de acompañar a la comunidad”.

Arley Campo llevaba en la sangre el amor por su comunidad, hacía parte de la Guardia Indígena y destacaba en la emisora Pioyá Estéreo y en la organización de jóvenes.

“Abelardo Liz, más allá de caminar la palabra como comunicador era un líder. Y cuando asesinan a un comunicador en ejercicio de su labor están callando la palabra de un pueblo, de su comunidad, afectando la armonía y el equilibrio de todo un territorio”, comenta Dora Muñoz, del Tejido de comunicación del Resguardo de Corinto.

Eldemir Dagua, comunicador indígena que conoció a Beatriz Cano en su trabajo comunitario, afirma que “además de ser una comunicadora comprometida con el proceso indígena –Beatriz– se había enamorado de las luchas en el departamento del Cauca y por este motivo acompañaba a las comunidades en los diferentes eventos, no solo como comunicadora sino como mujer guerrera”.

Abelardo Liz, comunicador indígena, ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021
Abelardo Liz, comunicador indígena, ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021

Las investigaciones

Esas voces de comunicadores y comunicadoras indígenas silenciadas por la violencia nos recuerdan siempre la necesidad de exigir justicia. Jhon Miller Jalvin, compañero de Efigenia Vásquez, asegura que “a pesar de que están las evidencias de que fue la fuerza pública, que fue la unidad del ESMAD la que disparó el arma contra Efigenia, el Estado no se ha hecho responsable de este asunto. El abogado que se hizo cargo tampoco ha seguido el caso y hasta el momento no hay una información para aclarar el asesinato de Efigenia”.

Lo mismo ocurre con el caso de Abelardo Liz. Según Dora Muñoz, del Colectivo de Comunicaciones de Corinto, “hay una persecución sistemática a la palabra que cuenta la verdad, a la palabra que denuncia, a la palabra que no se politiza, que no comunica intereses individuales económicos y políticos y todo lo que significa decir la verdad. Denunciar las agresiones es un obstáculo especialmente para algunos gremios económicos”.

En los casos de Rodolfo Maya y Beatriz Elena Cano la impunidad es la norma, pues no existe ningún avance en los procesos de investigación. Los expedientes se van olvidando y lo que preocupa es que esto no sólo ocurre en las instituciones de la  justicia ordinaria, sino también en las propias autoridades ancestrales. Esta es la preocupación de Eldemir Dagua, Coordinador del Tejido de Comunicaciones de la ACIN, quien argumenta que muchas de las autoridades no conceden importancia a los procesos de comunicación, y por eso no sabemos cómo avanza la investigación. Por ello, “lo que buscamos es hacer incidencia para que las autoridades y la Consejería escuchen y entiendan la importancia de la comunicación como una herramienta estratégica. Infortunadamente las amenazas contra los comunicadores no cesan. Pero cuando amenazan a un comunicador no se da a conocer, caso contrario cuando las amenazas son contra otros dirigentes”, agrega Dagua, para insistir en la falta de respaldo por parte de las propias autoridades tradicionales.

Beatriz Cano, Comunicadora, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021
Beatriz Cano, Comunicadora, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021

A pesar de las críticas a las autoridades indígenas, el caso de Eyder Arley Campo Hurtado ofrece una experiencia diferente. La investigación de su asesinato fue asumida casi de inmediato por las autoridades tradicionales del resguardo de Pioyá, y una vez capturados los implicados se adelantó una audiencia pública para la formulación de cargos. En ese juicio comunitario los responsables fueron condenados a penas de entre 20 a 40 años de prisión, demostrando que sí es posible luchar contra la impunidad que estimula la violencia sin frenos contra los comunicadores.

La exigencia de justicia no se detiene

Dora Muñoz, quien ha hecho seguimiento a la violación de los derechos de los comunicadores indígenas, asegura que para los ellos está claro quiénes son los responsables de esos crímenes “pero las instancias a las que corresponde la investigación hasta ahora no entregan una información clara, e incluso hay tergiversación de los hechos por parte de esas instituciones”. Y agrega que la carencia de resultados obedece también a la corrupción que existe al interior de la rama judicial

Eider Arley Campo , Comunicador indígena, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021
Eider Arley Campo , Comunicador indígena, Ilustración: Daian Alexa Muñoz, 2021

No obstante la forma lenta en que avanzan las investigaciones, los comunicadores indígenas mantienen las acciones de denuncia ante diferentes instancias, por eso, puntualiza Dora Muñoz: los comunicadores continuamos en esa exigencia de justicia y verdad. No podemos permitir que el gobierno siga pagando los muertos y asesinando, esa no es la justicia que exigimos y no es realmente lo que se merecen comunicadores y comunicadores que han sido asesinados, unos por el ejército, claramente, y otros por los llamados grupos armados ilegales”.

Por fortuna, el sacrificio de los comunicadores no ha sido en vano, y en cada uno de los territorios donde han caído, como en el himno de la Guardia Indígena, otros miles nacerán. Y es que la formación de comunicadores se ha incrementado en los territorios indígenas, como en el caso de la comunidad de López Adentro, donde los jóvenes dejaron de lado el miedo por el asesinato de Rodolfo Maya y crearon su propia escuela de comunicación para continuar su legado. Allí también se escuchan todos los días esas voces que no silenció la guerra.

Multimedia

Video

En esta historia recordamos a una de las comunicadoras indígenas del pueblo Kokonuko, Efigenia Vásquez, quien fue víctima de la violencia sistemática que padece Colombia por la cual han perdido la vida, dejando un silencio irremediable en sus familias, en sus comunidades y en los medios donde ejercían su labor; silencio que nos invita a reclamar para que estos hechos no permanezcan en la impunidad.
Producción: Antonio Palechor y Didier Palechor, comunicadores indígenas, Programa de comunicaciones CRIC

Audio

Los asesinatos de las y los comunicadores indígenas en nuestros territorios siguen siendo una afectación al desarrollo cultural de los pueblos en el Cauca, pues estas personas cumplen roles importantes no solo a nivel familiar sino también comunitario pues su liderazgo comunicativo lleva la voz a otros espacios y permite que la comunicación llegue a los muchos territorios. Este es un audio que reúne las experiencias y reflexiones de compañeros y compañeras que trabajan hoy desde la comunicación propia y quienes sienten de primera mano el dolor de perder a sus compañeros, líderes y amigos en este ejercicio comunitario.
Producción: Antonio Palechor, comunicador indígena Yanacona, Programa de comunicaciones CRIC
Fuente: https://revistaunidad.cric-colombia.org/las-voces-que-no-silencio-la-guerra/
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