La Minga para nosotros los indígenas es una reunión de comuneros para el adelanto de un trabajo comunitario que bien puede ser para beneficio individual o colectivo. En esta actividad no solo se comparte el trabajo, la comida que ofrecen los convocantes, sino también la palabra con historias, humor, proceso organizativo y casi siempre con la alegría que ofrece la chirimía con su música ancestral.
Con este principio, el del trabajo comunitario, el Consejo Regional Indígena del Cauca a través del Programa de Comunicaciones convocó a la Minga del Arte Indígena, culturas en comunicación para los días 19, 20 y 21 de Noviembre teniendo como sede principal el Parque de Caldas de la ciudad de Popayán con réplicas en el Parque de los Periodistas en Bogotá el día 19 y en la Loma de la Dignidad en Cali el 20 a partir de las tres de la tarde. Este evento que hace parte del cumplimiento del sexto punto de lucha del Consejo Regional Indígena del Cauca “Defender la Historia, la lengua y las costumbres indígenas” es una apuesta organizativa para dar a conocer al mundo entero la riqueza cultural de los diferentes pueblos que a lo largo de 50 años de lucha hemos venido reivindicando por el reconocimiento de nuestras comunidades.
Es una minga porque en ella confluyen los distintos pueblos con el arte ancestral en el que se plasman los saberes que se han ido recuperando a través de los mayores y sabedores espirituales que ahora se busca dar a conocer a las nuevas generaciones como garantía de pervivencia de los pueblos. También es minga porque hay intercambio de la palabra con la oralidad reflejado en los mitos, leyendas, cuentos y poesía nacida de lo mas profundo del corazón de los comuneros y de las apartadas tierras.
En este caminar no pueden faltar los tejidos como las mochilas que tejen las mayoras mientras se desplazan hasta la parcela o cuando participan en una reunión mientras que los hombres lo hacen elaborando un sombrero que puede ser de iraca, caña flecha o ramo de acuerdo al pueblo que representen. Una minga también representa historias alegres y tristes que los comuneros plasman mediante arte visual en la fachada de las viviendas, los espacios comunitarios como escuelas o colegios, así como en lugares visibles para la comunidad.
Después de trabajar en la preparación del terreno, sembrar o cosechar cuando se trata de agricultura; recolectar la madera, colocar los estantillos, las correas, instalar la teja o la paja como cubierta en el caso de la construcción o limpiar los costados, rellenar los huecos y mejorar el tránsito cuando el trabajo es el mejoramiento de las carreteras; no puede faltar la comida tradicional que bien puede ser un mote, una sopa de maíz, o una mazamorra para recuperar las fuerzas perdidas y afrontar una nueva jornada.
La última etapa es la de disfrutar de la alegría de terminar el trabajo que se celebra con música alegre que generan nuestros instrumentos de viento o de cuerda con la compañía de un buen trago de bebida artesanal que invita a la danza colectiva donde todos agradecen a la madre tierra por haber permitido la unidad de toda la comunidad.
Una pequeña muestra de las diferentes jornadas de trabajo comunitario que se adelantan en forma cotidiana en los once pueblos indígenas que hacen parte del Consejo Regional Indígena es lo que la comunidad payanesa, caucana y colombiana podrá observar durante tres días en la Minga del arte indígena. Allí podremos conocer el arte con diferentes materiales propios de los territorios ancestrales, la música y la danza expresada desde el vivir de los pueblos originarios, los cuentos y las leyendas, narradas por sus protagonistas y deleitarse con lo mejor de la cocina tradicional de la húmeda y calurosa bota caucana, de la ardiente costa pacífica, del frío de Tierradentro o el macizo colombiano y de la apacible tranquilidad de las tierras del pueblo Kokonuko.