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Ginebra (diciembre 15 de 2020). La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, condenó el martes el incremento de la violencia ejercida por parte de grupos armados no estatales, grupos criminales y otros elementos armados en Colombia, en contra de campesinos, indígenas y afrocolombianos, e instó a las autoridades del Estado a tomar acciones concretas para proteger eficazmente a la población.

En lo que va de 2020, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia ha documentado 66 masacres, en las que 255 personas fueron asesinadas, en 18 departamentos del país. Además, la Oficina ha recibido información sobre el asesinato de 120 defensores de derechos humanos en lo que va del año. Desde la firma del Acuerdo de Paz en noviembre de 2016, la Misión de Verificación de la ONU en Colombia también ha documentado 244 asesinatos de excombatientes de las FARC.

La comunidad Nasa ha sido uno de los grupos indígenas más afectados, con 66 de sus integrantes reportados como asesinados en la región del Norte del Cauca en 2020. El incidente más reciente ocurrió el 5 de diciembre, cuando cinco personas -incluido un ex combatiente de las FARC en proceso de reintegración- fueron reportadas como asesinadas en el Norte del Cauca en dos hechos diferentes. Además, el mismo día, 24 líderes y autoridades del pueblo Nasa recibieron amenazas de muerte.

Otro ataque reciente ocurrió el 3 de diciembre en el departamento del Chocó, donde un líder indígena, Miguel Tapi Rito, fue asesinado, lo que provocó que unas 900 personas de su comunidad –la mayoría mujeres, niños y niñas- huyeran a un pueblo cercano, donde han estado pidiendo a las autoridades del Estado que les brinde protección.

“Es trágico ver a tantas personas ser víctimas de la violencia persistente a lo largo del país. Además de estos asesinatos, las víctimas incluyen, por supuesto, a los que se quedaron, quienes permanecen casi completamente indefensos”, dijo la Alta Comisionada.

“Hago un llamado a las autoridades colombianas a tomar medidas más sólidas y mucho más efectivas para proteger a la población de esta horrenda violencia”, agregó. “Es deber del Estado estar presente en todo el país, implementando un amplio rango de políticas públicas integrales, no solo con medidas drásticas en contra de los responsables de la violencia, sino también brindando servicios básicos y salvaguardando los derechos fundamentales de la población”.

Bachelet resaltó la urgencia de que la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad desarrolle una política pública para desmantelar “las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo,” tal y como se solicitó específicamente en el Acuerdo de Paz de 2016.

La Alta Comisionada también urgió a las autoridades a llevar a cabo investigaciones rápidas, exhaustivas, imparciales, independientes y transparentes sobre todas las denuncias de abusos y violaciones de derechos humanos, y a que defiendan los derechos de las víctimas a la justicia, a la compensación y a la reparación. Para tal fin, dijo, la Unidad Especial de Investigación de la Fiscalía General de la Nación ha estado haciendo un buen trabajo, pero podría fortalecerse aún más para desmantelar las redes criminales.

La Alta Comisionada también instó a las autoridades colombianas a brindar un entorno seguro para las personas de todos los sectores de la sociedad para que puedan participar en los asuntos públicos y culturales, libres de temor, intimidación o estigmatización.

“Lamentablemente, después de décadas de conflicto armado, la violencia ha sido normalizada en Colombia, algo que nadie debería aceptar”, dijo Bachelet.

Fin

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 Bachelet urges Colombia to improve protection amid heightened violence in remote areas 

 Geneva (15 December 2020) – UN High Commissioner for Human Rights Michelle Bachelet on Tuesday condemned the heightened violence being carried out by non-state armed groups, criminal groups and other armed elements in Colombia, targeting peasants, indigenous and Afro-Colombian people, and called on State authorities to take concrete actions to effectively protect the population.

So far in 2020, the UN Human Rights Office in Colombia has documented 66 massacres, in which 255 people have been killed in 18 departments. In addition, the Office has received information on the killing of 120 human rights defenders so far this year. Since the signing of the Peace Agreement in November 2016, the UN Verification Mission in Colombia has also documented 244 killings of former FARC fighters.

The Nasa community has been one of the worse affected indigenous groups with 66 of its members in Northern Cauca department reported killed in 2020. The most recent incident occurred on 5 December, when five people, including a former FARC fighter in the process of being reintegrated, were reported killed in two separate incidents in Northern Cauca. In addition, on the same day, 24 leaders and authorities of the Nasa people received death threats.

Another recent attack occurred on 3 December in Chocó department, where an indigenous leader, Miguel Tapí Rito, was killed causing around 900 people in his community — mostly women and children — to flee to a nearby town, where they have been begging the State authorities to provide them with protection.

“It is tragic to see so many people fall victim to persistent violence across the country. In addition to those killed, the victims of course include those left behind, who remain almost completely defenceless,” the High Commissioner said.

“I call on the Colombian authorities to take stronger and much more effective action to protect the population from this appalling and pervasive violence,” she added. “It is the State’s duty to be present throughout the country, implementing a whole range of comprehensive public policies, not only to clamp down on those responsible for the violence, but also to provide basic services and safeguard the fundamental rights of the population.”

Bachelet stressed the urgency for the National Commission on Security Guarantees to develop a public policy to dismantle “the criminal groups that succeeded paramilitary structures and their support networks,” as specifically requested in the 2016 Peace Agreement.

The High Commissioner also urged the authorities to conduct prompt, thorough, impartial, independent and transparent investigations into all allegations of human rights abuses and violations, and to uphold the rights of victims to justice, redress and reparation. To this end, she said, the Special Investigation Unit of the Attorney General’s Office had been doing good work, but could be further strengthened in order to dismantle criminal networks.

She also called on the Colombian authorities to provide a safe environment to enable people from all sectors of society to participate in public and cultural affairs, free of fear, intimidation or stigmatisation.

“Sadly, violence has been normalized in Colombia after decades of armed conflict, and no one should accept that,” Bachelet said.

ENDS

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