Programa de Comunicaciones CRIC

En un principio, cuando de los hombres que habitaban la tierra apenas se estaban conformando en sociedad, no existían fronteras y todo era un gran bosque, existían seres supremos que cuidaban el territorio. Uno de estos seres era la Conga, un insecto que custodiaba el agua que era entregada a los hombres. El agua tal como la conocemos hoy no corría, sino que estaba represada en un gran árbol y la Conga custodia de este árbol era quien regulaba como se podía entregar a los distintos seres de la naturaleza, quien no respetara esta condición era picado por la Conga y esta picadura le causaba un dolor insoportable cuando se acercaba a tomar el agua.

Un buen día o mal día diría, la Conga se volvió mezquina y no quiso darles el agua a los seres humanos, así que el gran ser supremo tumbo el árbol que la Conga protegía, y al caer al bosque su tronco formó el gran rio Baudó. Las ramas que cayeron al suelo del bosque formaron los otros ríos y quebradas que conocemos en la Costa Pacífica de lo que hoy es Colombia.

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La anterior narración hace parte del saber oral del mito de origen de cómo se originaron los ríos que hoy entregan su agua al océano pacifico y que conforman el gran territorio del Pueblo Eperara Siapedaraa y Wounan que hacen parte de la gran familia Emberá. Estos pueblos llamados hijos del agua, habitan los departamentos de Choco, Valle del Cauca, Cauca y Nariño y extienden la hoy denominada frontera con países como Panamá y Ecuador.

El Pueblo Sia que habita en el departamento del Cauca está conformado por 22 Cabildos distribuidos en los municipios de Guapi, Timbiquí y López de Micay, como hijos del agua habitan las riveras de ríos como el Saija en Timbiquí, y es precisamente de ellos, los que están asentados en este rio, de quienes escribiremos este relato, en el cual veremos la manera en que el río es el centro de la comunidad y el medio de comunicación más importante.

Sanga, dicen los mayores, mayoras, jóvenes y niños pertenecientes al Pueblo Sia, es la forma básica de saludar a quienes se encuentran en su camino de agua, y digo camino de agua porque su camino es el rio, el cual recorren impulsados por los motores de lanchas o por potrillos que son las barcas tradicionales hechas en una sola pieza de madera, Sanga es la palabra que abre camino a la sabiduría de un pueblo milenario que es custodiado por la selva y el río, por el mangle y la arena, que orienta su caminar por el saber de mujeres que son sus guías espirituales llamadas Tachinaves y que congregan a su comunidad en las denominadas casas grandes, que son las construcciones en madera de gran tamaño que conforman los espacios centrales de los caseríos.

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Al ser una comunidad rivereña y cercana al mar su vida gira en torno a los cambios que la marea, la luna y la lluvia hacen sobre el río, el cual representa su medio de subsistencia, aprovisionamiento, relacionamiento social, transporte, intercambio y prácticas culturales, este es la fuente de vida, es la vida misma, si el río muere el pueblo Sia muere con él.

Dentro de la riqueza natural que el río ofrece están diversidad de peces como el bagre, la pelada, el sábalo, peces de mar que suben con la marea, cangrejos, piangua, muchilla, que es una especie de molusco de río, y mamíferos como la nutria, los cuales son aprovechados para preparar platos tradicionales como el tapado, sudados o fritos que son acompañados con papa china, plátano y jugo de corozo, naidi y chontaduro, los cuales se enaltecen con animales de monte que sirven en sus fiestas tradicionales celebradas en lo que para los católicos se conoce como la Semana Santa.

Sin embargo, el río Saija y las comunidades ubicadas en sus riveras, vienen atravesando diferentes problemáticas que poco a poco los están matando, debido a factores como el manejo inadecuado de los residuos sólidos y orgánicos de los habitantes rivereños, no solo los indígenas, sino también los afros, campesinos y colonos, la tala de árboles que disminuye la selva y la convierte en extensas llanuras utilizadas para la ganadería y en el peor de los casos para la siembra de la mata de coca la cual es utilizada para la producción de sustancias alucinógenas, este último es un factor que amenaza de muchas formas ya que en primera medida acaba con la naturaleza, de igual forma los químicos como solventes, reactivos o catalizadores  entre ellos la gasolina, acetona, ácido sulfúrico son grandes contaminantes en la cadena alimenticia de las especies que van a las cocinas de los rivereños, esto sumado a la contaminación por plomo de los que se dedican a la minería de oro que prolifera de igual forma en este río y en las ramificaciones de quebradas que lo surten.

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Otro de los factores determinantes de la muerte del río, pero también de la cultura de sus hijos ancestrales es la incursión de actores externos, primero con la llegada de los mal llamados colonos los cuales entraron aprovechando el auge maderero, de la quina y el caucho, en un primer momento y luego derribando cuanto árbol estuviera a su paso, además en la época de mediados de los noventa y principios del dos mil, surgieron los carteles de mafia que establecieron las rutas del narcotráfico por este y otros ríos de la costa pacífica,  con ello llegaron los actores armados que buscan controlar y proteger estas rutas y los laboratorios de procesamiento.

Estamos jodidos diría un mayor, y si, están en lo cierto, ya que la influencia de tantos actores externos modifica en gran medida a los hijos naturales del rio, sus costumbres, sus sentires, sus pensares son permeados por la cultura capitalista y de los narcos, en donde el papel dinero es el que da para tener lujos como el televisor, la nevera, celulares de alta gama, los motores de gran potencia, así no haya en muchos lugares ni señal telefónica ni energía eléctrica, incluso cosas tan sencillas como el tomarse un trago de Biche y Curada ya  no es tan frecuente, ahora lo que hay que tomar es la botella verde de Whisky Buchanans, acompañado de música popular, música Tex Mex y en ocasiones de los placeres de las mujeres de acento paisa o valluno que llegaron a complacer a los denominados Cholos como les dicen a los hombres del pueblo SIA.

Debería venir el espíritu de la Conga a sanar el principal medio de comunicación y de relacionamiento y picar a todos esos que utilizan de forma inadecuada el río… ya ni el sábalo, el cangrejo azul, ni el muchilla se consiguen tal fácil, ya son muy pocos lo mayores y jóvenes que utilizan o construyen el potrillo, ya los animales de monte están escasos, ya las niñas no quieren utilizar la paruma ni llevar descubiertos sus pechos, y de los hombres ni hablar, su atuendo tradicional que era una especie de taparrabo es un accesorio extinto, ahora se ven las pantalonetas de algodón o telas sintéticas con los logos de grandes marcas multinacionales o de equipos de futbol europeos.

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Existen grandes fortalezas que nos llevan a pensar que no todo está perdido y que estos hijos del rio aún tienen como forjarse un futuro, no el mejor futuro como dice la política globalizante, sino su propio futuro, desde su sentir, reflejado en su visión de mundo expresado desde su idioma propio. Un futuro proyectado a partir de su carta de navegación denominada Plan de Vida, un futuro que despierta la conciencia de defensa y protección de su territorio, de su memoria viva, pero también de la memoria oral que dejaron los mayores. Solo resta esperar que los procesos educativos, políticos y culturales tengan la capacidad suficiente para unir fuerzas y nadar contra la corriente, para llegar a ese lugar donde nace el río y comenzar de nuevo a recorrerlo, a vivenciarlo, pero sobre todo a limpiar esa que es la sangre llena de vida que revestirá de verde nuevamente el territorio.

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