Si al Gobierno le indigna la violencia contra las estatuas, a nosotros nos duelen las vidas existentes que nos arrebata la violencia de carne y hueso

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Si al gobierno le duelen las estatuas a nosotros nos duelen las vidas.

Comunicado frente a los hechos ocurridos en el Morro de Tulcán de Popayán por las comunidades indígenas del pueblo Misak.

En lo corrido del año han sido asesinados 65 integrantes de las comunidades indígenas en el Cauca, muchos de estos homicidios están en proceso de investigación, la justicia no opera con celeridad. A pocos en este país, parece importarle las masacres de jóvenes, de sabedores ancestrales, de mujeres, y aunque para el Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, estos hechos de violencia están relacionados con el incumplimiento de los acuerdos de paz que agudiza el crecimiento y presencia de grupos armados en los resguardos indígenas y zonas rurales. Ante estos hechos el estado hace caso omiso a nuestras denuncias por lo tanto hemos quedado a la deriva frente a los hechos de violencia que hoy nos reprime por lado y lado, nos tienen en alerta permanente sin ser escuchados, por eso saludamos el acto de valentía y el mensaje que el pueblo Misak hoy le entrega al Cauca, Colombia y el mundo; decolonizar el pensamiento y reconstruir nuestra propia historia es un reto para construir un nuevo país.

A las Autoridades Indígenas del Sur Occidente AISO, quienes realizaron una marcha pacífica en la ciudad de Popayán y terminaron en sitio sagrado «el Morro de Tulcán», con un acto Político enmarcado desde el derecho propio en contra del genocidio, derribando la estatua del Español Sebastián de Belalcázar, que significa el genocidio, racismo, esclavitud y discriminación hacia los pueblos indígenas, imagen que según la historia, se le hizo a unos de los mayores genocidas de los pueblos indígenas de América latina.

El Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, se une a las voces de reclamo del pueblo Misak, en contra de las políticas de muerte y destrucción de la vida y los territorios de los pueblos originarios del país, ideología partidista que sigue enquistada en el gobierno, como en los tiempos de Sebastián de Belalcázar y sus verdugos españoles, siguen buscando la desaparición del territorio nacional de la poca población indígena y de su cultura.

Hoy seguimos resistiendo y aplaudimos la acción política de reclamo y reivindicación de la memoria de nuestros pueblos indígenas.

Este es uno de los caminos y reafirmación de la activación de la Minga Sur Occidente.

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