DIRIGIDO

AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA GUSTAVO PETRO URREGO Y AL ALTO COMISIONADO PARA LA PAZ DANILO RUEDA

Los Pueblos indígenas de Colombia, como actores de paz, en el marco de nuestros principios, cosmovisiones, relación con la Madre Tierra y nuestros sistemas de conocimiento, defendemos la cultura y la diversidad como fundamento del Buen Vivir de nuestros pueblos y de la sociedad colombiana. Para nosotros, desde el corazón de las montañas, mares, ríos y selvas de nuestra Colombia, la tierra es mujer y de ahí la importancia de garantizar el respeto hacia nuestros territorios desde los cuales hemos resistido y tejido la defensa de la vida.

En ese sentido, Los más de 115 Pueblos Indígenas del territorio colombiano ratificamos nuestro compromiso con la construcción de la paz total para hacer de Colombia una potencia mundial de la vida. nuestras sabidurías y conocimientos son esenciales en la transformación   social, política, cultural   y económica, pues tanto sabiduría como conocimientos se han edificado en las dinámicas de defensa de la vida, el territorio la paz.

Desde las siete organizaciones indígenas reunidas en las diferentes cumbres, asambleas, congresos y mandatos se ha definido la participación activa en Las políticas de paz y de Estado. Hoy, con el Gobierno del cambio, es importante tejer de manera concertada el cuidado de la vida, el territorio, la paz y los derechos humanos, desde un compromiso colectivo de los Pueblos Indígenas de nuestro país.

Señalamos que han sido los territorios habitados por los Pueblos Indígenas, como el departamento de Chocó, Antioquia, Nariño, Arauca, Putumayo, Cauca, Valle del Cauca, Boyacá, Vichada, Norte de Santander, aquellos en los que, por presencia de grupos como el ELN, no se ha podido llegar la paz total; y esto a pesar de los múltiples esfuerzos que hemos hecho por mantener el control territorial, a través de las guardias indígenas o de las estructuras de cada uno de los Pueblos, pero principalmente a través de la resistencia cultural y espiritual.

Es de recordar que en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable Duradera se definió una línea política de respeto a los principios y salvaguardas tales como la objeción cultural, la consulta previa y el consentimiento libre, previo e informado, que hoy se ha incorporado en un desarrollo jurídico hacia el reencuentro de los pensamientos. Tales principios deberán ser garantizados en este proceso de diálogo con el ELN y en la construcción de la paz total.

La situación de conflicto armado en los territorios indígenas ha tenido un alto recrudecimiento, el cual fue provocado por el gobierno anterior y su determinación de hacer trizas el Acuerdo de Paz. Dicha disposición facilitó la reagrupación y nacimiento de estructuras armadas, su recomposición y disputa territorial, provocando un escenario de violencia no superado en los territorios.

Seguimos resistiendo al exterminio de nuestros pueblos; de acuerdo a INDEPAZ, el 34,5% de los líderes y lideresas sociales asesinados en Colombia eran indígenas, a ello se suma, que después de la firma del Acuerdo de Paz, al menos el 68% de los asesinatos de población indígena fueron en contra de líderes y lideresas, en los casos restantes la víctima ejercía un rol social fundamental dentro de su comunidad como autoridad, sabedor espiritual o guardia indígena. En lo que va corrido de este año al menos 114 comuneros(as) indígenas han sido asesinados[1] y nuestros territorios son los más afectados por confinamiento, desplazamiento masivo forzado, reclutamiento y demás delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra.

Resaltamos que la delegación actual del Gobierno Nacional haya tenido en cuenta incluir una mujer joven indígena, sin embargo, se requiere participación concertada de nuestros sistemas organizativos de Gobierno propio. Razón por la cual, se debe garantizar la participación directa del Movimiento indígena colombiano, representado en las siete organizaciones de las comunidades y pueblos indígenas. En el proceso de negociación que se va reiniciar entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional-ELN, se debe escuchar la voz de quienes con mayor crudeza hemos sufrido la violencia perpetrada por este grupo, atendiendo a las propuestas para alcanzar la anhelada paz en nuestro país. Para ello estamos en disposición de llevar a cabo una reunión urgente con el Señor presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, y con el Alto Comisionado para la Paz. Danilo Rueda.

Es necesario que respeten los derechos fundamentales y sus mecanismos de salvaguardas, y, por, sobre todo, que se canalicen los intereses y escenarios en los que las comunidades y los pueblos puedan expresar y escucharse de modo directo.

El cambio de la Colombia que queremos construir es aquella donde la política tenga como tarea suprema la reconciliación entre los ciudadanos, fundada en la solidaridad nacional, con un profundo respeto al contradictor. Precisamente la política se hizo para hacer lo que pudo ser una guerra se convierta en un debate armónico. Así, no se pueden borrar las diferencias, pero si saber gestionarlas; no anular los desacuerdos, pero saber debatirlos; no eludir los conflictos, pero resolverlos de modo colectivo.

¡Siempre Dispuestos PARA LA PAZ NUNCA PARA LA GUERRA!

[1] Observatorio de los derechos territoriales de la comisión Nacional de los Territorios Indígenas, informe “el eterno retorno de la violencia política contra los pueblos Indígenas”, 2022

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