Después de tomar un descanso, hidratarse ante la agotadora jornada, los mingueros arreglaron sus cambuches, disfrutaron de comida en las improvisadas cocinas para llegar hasta la tarima principal en el Coliseo del Pueblo en Cali, donde la coordinación de la Minga entregó informe sobre las conversaciones con el gobierno nacional. A nadie le sorprendió la respuesta dilatoria del gobierno nacional y en el murmullo se escucharon voces que indicaban que entonces, la minga continuaba.

Pero en la minga no se habla solamente de los temas de vida, territorio, democracia y paz,  que son el motivo de la movilización; sino que es un espacio para mostrar el talento e intercambio artístico de nuestras comunidades, sus artesanías, su gastronomía y la vida en general de cada uno de los territorios.

Por esta razón en el día se puede observar a tejedores y tejedoras elaborando jigras, mochillas, sombreros, llaveros y otros recordatorios en diferentes materiales propios de los distintos pueblos que se concentran en el Coliseo del Pueblo en la ciudad de Cali. Dicen que están enseñando estas labores a sus niños desde la casa y luego en las escuelas, porque se trata de mantener esta costumbre ancestral ya que sus tejidos llevan la historia de sus antepasados. Otros consideran que esta clase de escenarios son propicios para el intercambio de saberes y porque estas actividades hacen parte también de la economía y deben fortalecerse desde todos los espacios.

Y mientras esto sucede en el día, en la noche el machete, el azadón, el palín o la pica se cambian por instrumentos elaborados con productos que ofrece la naturaleza para sacarles notas tristes o alegres que acompañan el caminar. Y para el caso de la minga la música tradicional recupera el ánimo de los mingueros con notas tradicionales, actividad a la que se suman, hombres, mujeres, niños y niñas que danzan con melodias como la serpiente, el caracol o el angelito para la cultura Nasa mientras que para Yanaconas es el puchisquiao o el bambuco fiestero y así, sería larga la lista.

Así empezó la noche en el coliseo del Pueblo con un grupo de niños que cantaron y danzaron acordes relativos al cuido de la naturaleza, otros los hicieron avivando la minga y evocando la historia de sus organizaciones mientras que el grupo multicolor, pluriétnico y pluricultural lo hacía mediante bailes en parejas o colectivos.

Los grupos de diferentes pueblos y organizaciones desfilaron presentando lo mejor de su repertorio al ritmo de los aplausos hasta que en cumplimiento de los acuerdos se suspendió el sonido, el fluido eléctrico y por lo tanto el retiro hasta los sitios de dormida para tomar fuerzas y hacerle frente a la nueva jornada, ya conociendo la negativa del presidente Duque de darle la cara a las comunidades y aceptar un debate sobre los principales temas que preocupan a la población colombiana.

Por: Programa de Comunicaciones CRIC 

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