La Madre Tierra hoy llora a Juan David, un nasa de 22 años, U’ka Wesx de la vereda Rio Claro del resguardo indígena de Munchique los Tigres.

Como todo Nasa, tenía chispa, era una llama que llenaba de alegría los días del pueblo; soñaba con ser un buen líder para orientar a su comunidad y a la juventud que hoy lo llora.

Estudiaba un técnico en sistemas y mantenía intacto el sueño de ingresar a la universidad, también soñaba con brindarle una vida digna y bonita a su madre Carmen Trochez, a sus cuatro hermanos y a su hermana, Juan David soñaba con un buen vivir para ellos.

En busca de esos sueños, venia acompañando a la comunidad y junto a ella se movilizó estos días de minga, tenía muy presente el legado de lucha de nuestros mayores, siempre llamaba a la resistencia y portaba con orgullo los colores rojo y verde de nuestra organización a los que le daba fuerza con la chonta y la palabra.

“Siempre presente en la lucha, como dice nuestro lema: matan uno, pero miles nacerán” manifestaba Juan David, un joven que defendía la vida y el territorio y hoy pasa a ser quien guie el camino de nuestro pueblo, para los que lo conocieron y para los que no, él ya es un ejemplo de lucha digna que tenemos que seguir caminando.

“Aquí tus compañeros vamos a seguir en resistencia porque tu espíritu siempre va estar presente en nosotros” manifiesta Vanesa Escue, una mujer Nasa, que se suma a este dolor que hoy embarga al territorio.

El vació que deja Juan, es bastante grande, la misma tierra lo siente y lo manifiesta, pues ni ella está preparada para recibir a un hijo tan joven y de esta forma, pues a Juan David, las balas asesinas de los actores que hacen la guerra le arrebataron la vida.

Es claro que esta guerra no nos pertenece y, quienes aquí estamos luchando, lo hacemos para honrar la vida y la memoria de muchos de los y las jóvenes que hoy resisten desde los distintos puntos sobre la vía y desde las distintas formas y expresiones artísticas que hoy nos unen en una sola voz.

Que la muerte no siga siendo la sentencia de nuestros pueblos y menos de la juventud que se posesiona en este proceso, nosotros nos y los queremos vivos y por eso es nuestra lucha.

La vida no se negocia y no tiene precio y desde el dolor y la rabia de la comunidad, a la que nos sumamos desde los distintos lugares y pueblos, les hacemos un llamado a seguir en resistencia, a no aflojar porque si no, todo habrá sido en vano.

Abrazamos a la  familia de Juan David, a su madre y hermanos, abrazamos a la comunidad y juventud del resguardo indígena de Munchique, que hoy elevan el legado que un joven de 22 años sembró en cada corazón. Para el territorio mucha fuerza y resistencia en este caminar.

Por: Tejido de comunicación ACIN para la verdad y la vida.

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