Congreso Nacional Indigena

Como era predecible -y así lo esperaba la Comandancia del EZLN cuando presentó su propuesta a puerta cerrada al CNI-, se generó un estallido con la misma. Para quienes allí estuvimos escuchando hay algo reiteradamente evidente: nada de esto es un arrebato ni una aventura irresponsable y menos un afán de protagonismo y de entrar en el poder. Sin entrar en detalles hay algo que por obvio, no necesitaría de decirse: la propuesta es absolutamente coherente, consistente y armónica con todo lo que ha sido el zapatismo desde cuando se ha movilizado. Siendo esto así, ¿cómo explicar las reacciones no de sorpresa y preocupación, sino esas de abierto ataque y señalamiento que destruyen o pretenden destruir de un plumazo toda una historia de admiración, de coherencia, de enseñanzas ejemplares? ¿Cómo entender que quienes han adulado al zapatismo y dicen seguir su ejemplo (que el zapatismo les exige no seguir) asuman que esta propuesta al CNI sea descabellada y vaya en la dirección de entregarse a la institucionalidad podrida de México y rendirse entregando a la vez a los pueblos indígenas? Ante el espejo tendrán que responder quienes así actúan y se manifiestan, pero baste por el momento con una aseveración, no por atrevida e incómoda menos cierta: Si el EZLN propone al CNI considerar la opción de una candidata indígena mujer a la Presidencia de México, que sea el rostro y la palabra de un Consejo Indígena de Gobierno que mande obedeciendo según aquello que le ha permitido a estos pueblos pervivir a pesar de todo y proyectarse hacia el futuro para salvarse, salvarnos tejidas y tejidos a la Madre Tierra y asevera que no es el poder lo que se proponen alcanzar, que reiteran su rechazo al proceso electoral y a toda la institucionalidad putrefacta y que pasan a la ofensiva para no dejarse exterminar con esta estrategia de consulta y propuesta. Si esto les suena a muchas y muchos a suicidio, incoherencia y traición, incluso a ayudarle a Salinas de Gortari y al establecimiento criminal mexicano, es obvio que quienes así reaccionan, en el mejor de lo casos, se miran al espejo en sus entornos comúnmente institucionalizados y se ponen ellas y ellos mismos como si fueran ellas y ellos quienes estuvieran haciendo la propuesta. Ahí se entiende: si quienes critican estuvieran proponiendo lo que el EZLN propone, ni podrían hacer consulta, ni elegirían una mujer indígena como candidata que no quisiera el poder, se meterían a formar partido, competirían con los tramposos en sus términos y el largo etcétera del establecimiento al que temen. En otras palabras, ellas y ellos no harían esta propuesta y si la hacen, sabrían que no podrían ser coherentes con su contenido y su fuerza. En otras palabras, que sería únicamente discurso para encubrir su incorporación o su derrota dentro de la maquinaria. De allí su temor, su sorpresa, su rechazo. Le temen a su propia debilidad, a sus propias contradicciones, a su vulnerabilidad, a no ser zapatistas ni pueblos indígenas siendo consultados. A no poder imaginarse la mujer, que ojalá ni siquiera hable castilla, que represente la insurgencia de lo negado que se levanta aprovechando este camino. En otras palabras, que le temen a la audacia de lo propuesto, (en el mejor de los casos, porque hay las y los otros que aprovechan abiertamente la propuesta para ejecutar su odio y resentimiento contra el zapatismo y su desprecio contra las y los indígenas), porque conocen la vulnerabilidad y debilidad de su propia condición y entonces, lo cómodo es señalar al otro por los vacíos y contradicciones propias, desde un “no se puede”, porque yo no puedo (ni quiero). En cambio, quienes hacen la propuesta, que no se nos olvide con tanta facilidad, son el EZLN, quienes no sólo imaginan otro mundo posible, sino que lo viven, lo palpan, lo están construyendo de hecho y, justamente porque ya desbordaron lo posible y lo permitido, no piensan ya desde el lugar restringido de quienes los sentencian por esta propuesta. Es más cómodo que el EZLN y el CNI en proceso de consulta, se queden allá en Chiapas y desde allá salgan de vez en cuando sin cruzar la barrera, el límite, que los hace cómodos y manejables. Pero esto que proponen desde el EZLN, que ya están consultando las bases del CNI, señala las contradicciones de gran parte de ese México y más allá que se siente bien con el zapatismo que no se les mete a sus seguridades. Más fácil es dejar que el mecanismo de despojo político-electoral del régimen siga eligiendo y declararse contra toda la maquinaria mientras ésta sigue repartiéndoselo todo a intervalos regulares, sin tocarlo. Ellas y ellos, los que lanzan la propuesta saben que ésta puede transformarse en el camino, desvirtuarse, convertirse en otra cosa. Pero lo que han propuesto es buscar la manera de gobernar desde abajo, arraigadas en la tierra y desde los modos y luchas que no se venden, no claudican, no se rinden, pero además, no engañan ni se dejan engañar. Acá Magdalena Gómez comenta con sensatez en su columna de La Jornada al respecto. Nosotras y nosotros mientras tanto le decimos a quienes anuncian la debacle y la traición: No se preocupen, no fueron ustedes los que hicieron esta propuesta, no la han asumido ni es a ustedes a quienes se les consulta, sino a quienes si la entienden, si la asumen y están dispuestas y dispuestos a enfrentar el riesgo y la amenaza de la captura y el manoseo de un régimen criminal porque sienten y saben que pueden mantenerse en su rumbo sin traicionarse por el bien de todas y de todos. ¿Candidata indígena mujer, rostro y presencia de un Consejo Indígena que mande obedeciendo a los pueblos y que no se sirva de todo esto para treparse al poder y podrirse? Excelente! Así Sí Pueblos en Camino

EZLN Y CNI: apuesta organizativa muy audaz

EZLN recibe al CNI en Oventik el 12 de octubre de 2016

Reconozco que resulta lugar común calificar de audaz el proyecto organizativo que acordaron y anunciaron el pasado 14 de octubre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) en el contexto del quinto Congreso Nacional Indígena y la conmemoración del vigésimo aniversario del CNI. En especial tratándose del EZLN, ¿qué mayor audacia?: justo el día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) le asestó al salinismo la sorpresa de una organización político-militar, de composición mayoritariamente indígena que le declaró la guerra al gobierno por la vía armada. Al estupor gubernamental le siguió el mensaje so­cial masivo en favor de la paz que obligó al cese unilate­ral al fuego decretado por Salinas de Gortari a escasos 12 días de iniciado el conflicto. El zapatismo supo escuchar y se sumó a una tregua que ya cumplió 22 años, tiempo en el cual, pese a múltiples provocaciones y agresiones, se ha sostenido. En el camino, el EZLN ha impulsado muy diversas iniciativas, unas más exitosas que otras, pero la más destacada y triunfante es la construcción de autonomías de hecho expresadas en las juntas de buen gobierno, derivada de ellas la escuelita zapatista y el seminario el pensamiento crítico y la hidra capitalista.

Me cuento entre quienes consideran que, si bien el capitalismo afecta por igual a obreros, campesinos, empleados, jóvenes, estudiantes, maestros entre otras y otros, es en el centro de los pueblos indígenas donde el zapatismo ha sembrado un parteaguas histórico. Desde ahí promueve una de las luchas más antisistémicas, cuestión que por cierto no es compartida por sectores que les han acompañado. Bien, pues el comunicado Que retiemble en sus centros la tierra, en efecto nos impacta y obliga a reflexionarlo y ello no resulta ciertamente sencillo. La inclinación inmediata es colocar la atención en la posible participación del EZLN y el CNI con una candidatura independiente encabezada por una mujer indígena y derivado de ello aparece como un viraje inexplicable, pues asumíamos que la opción electoral no estaba en el horizonte de esas fuerzas. Sin embargo, en el texto del comunicado hay elementos para salir de ese apuro, dirían las abuelas. Reiteran posturas indeclinables: decimos con firmeza que nuestra lucha es abajo y a la izquierda, que somos anticapitalistas y que se ha llegado el tiempo de los pueblos, de hacer vibrar este país con el latir ancestral del corazón de nuestra madre tierra. Y anuncian : “este quinto Congreso Nacional Indígena determinó iniciar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción. Anuncian una consulta y su objeto, se declaran en asamblea permanente: consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la Presidencia de este país.

Ese fue el acuerdo y los resultados de la consulta definirán su rumbo. Sin embargo, ya ciertos medios se apresuran a declarar como un hecho lo que se va a consultar y anuncian que el EZLN apuesta por la vía electoral, que dio un viraje y, como no pueden negar que tienen derecho a transitar por la vía electoral, ya hasta se preguntan y cuestionan, ¿por qué sectorial? Es decir, por qué indígena, y omiten decir por qué una mujer indígena.

Mi impresión es que la consulta de ese preciso acuerdo es el equivalente a su declaración inicial en 1994, de que tuvieron que taparse la cara para que los vieran. Hoy recurren a consultar sobre un tema en el que implícitamente, ideológicamente, tanto la clase política como los partidos políticos los consideran ajenos, es su cancha. ¿Cómo se atreven? Con toda esa parafernalia desatada, se movilizarán a lo largo y ancho del país para consultar, ya nos dirán cuál es la siguiente etapa.

Ignoro si los veremos apresurados cumpliendo con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales para formar una asociación civil, darla de alta ante el Servicio de Administración Tributaria y abrir una cuenta bancaria para ese fin. Luego con la calidad de aspirante, reunir en 120 días más de 800 mil firmas de electores de por lo menos 17 entidades federativas. Si así fuera están en su derecho. Yo reafirmo el consejo de que nos apeguemos a su texto y con él por lo pronto me quedo: “Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos… construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos”.

Cuidado con asumir territorios vedados.

Magdalena Gómez
La Jornada
Opinión
Martes 18 de octubre de 2016