Cuando se acerca fin de año andino como de costumbre la comunidad del resguardo indígena Alto del Rey, ubicada al occidente del municipio del Tambo-Cauca, se prepara para las celebraciones de esta fecha tan especial, las abuelas emocionadas envían a sus hijos y nietos en busca del chulco de caña brava a las orillas de quebradas y ojos de agua para preparar una deliciosa receta heredada por sus ancestros.

Aura Teresa Llantén es nuestra cómplice en esta exquisita aventura, con su mirada atenta, sus canas blancas, una ternura símbolo de paciencia y sabiduría acumulada por los años nos comparte mientras entrelaza sus manos arrugadas la receta del chulquin. “Se coge de la caña brava las maticas que van saliendo, como por ejemplo los hijos de la mata, de ahí uno pela esas calcetas, se va recogiendo en rodajas las partes más blanditas y las duras se bota.”

Después nos recomienda dejar en remojo las rodajas por siete días y cambiarle al agua cada tres, para quitarle una sustancia toxica. Cuando ella termina de relatar lo anterior inmediatamente sonríe con malicia, recuerda que cuando ella era pequeña, unos puercos que andaban sueltos alrededor de la casa bebieron esta agua y murieron.

Continuando con nuestra receta el paso a seguir es hacer un guiso de cebolla, tomate, comino, ajo, sal y achiote en una olla en el fogón a fuego lento e introducir bien lavadas las rodajas de caña brava y frijol fresco precocido, luego se deja cocinar por unos 10 o 15 minutos manteniendo la misma llama y se sirve como aperitivo.

Recordamos esta receta familiar porque en los pueblos originarios estamos recibiendo el año nuevo andino, por lo tanto, es importante continuar revitalizando los saberes y sabores desde la cocina, para estar sanitos y contentos.

Las mejores energías para este año nuevo les desean el colectivo de comunicación cosmovisión producciones.

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