Nuestros antepasados caminaban muchas horas, desde las montañas hasta la planada para intercambiar productos, semillas, sabores y saberes como parte de la economía propia que milenariamente han vivenciado los pueblos originarios.
Son las cinco y 40 de la mañana, se observa la claridad del día y así mismo las cimas de las montañas se ven en su esplendor, se oyen los cantos de los gallos, las gallinas llamando a sus polluelos, las aves empiezan a entonar sus melodías. La comunidad se alista para el gran día, como quien quiere sorprender, empiezan a sonar los machetes cortando el mejor racimo de plátano, las manos escarban la tierra negra para sacar la mejor yuca, se cosecha de todo, hasta animales, es tiempo para el trueque.
El Nxuptenxi, truque o intercambio, es una vivencia de las comunidades, es un ejercicio práctico de la comunicación propia, en este espacio no solo las semillas son las protagonistas sino también los sabores a través de los productos transformados y no se quedan atrás, los saberes, desde cada tul, una familia cuenta su experiencia y se adquiere un saber.
En las huertas o tul como se llama el espacio donde la familia Nasa siembra toda clase de productos podemos encontrar: maíz, frijol, plátano, durazno, naranjas, yuca, cilantro, cebolla, entre otras variedades de plantas medicinales, es un lugar biodiverso que busca principalmente avanzar hacia la autonomía alimentaria, es una estrategia de resistencia en un mundo capitalista, donde sus políticas nos ha hecho creer que existe una clase de semilla y que estas son las que están certificadas para el mundo; sembrar la tierra, volver a ella para cultivarla orgánicamente es el acto más revolucionario en contra de este sistema.
En el año 2019, cuando se vivió la pandemia por el llamado Covid-19, las familias que menos sufrieron fueron quienes cultivaban la tierra, tuvieron su comida asegurada, así como sus remedios a través de las plantas medicinales, cientos de familias vieron la necesidad de sembrar y seguir intercambiando productos y semillas, así que con todos los protocolos de seguridad, se hicieron truques entre instituciones educativas, familias y veredas vecinas, así que esta pandemia permitió recuperar nuevas semillas para la humanidad.
Vivenciar y compartir en un espacio de comunicación propia como el trueque, deja muchas enseñanzas, pero sobre todo nos invita a seguir sembrando y compartiendo para que las semillas y los saberes no mueran, teniendo en cuenta las palabras de mayora quien contando sobre los productos que tiene en su huerta, dijo: “Hoy ya no sembramos, hay muchas variedades de semillas que nuestros abuelos tenían y que se han ido perdiendo, sino enseñamos a nuestros hijos e hijas a cultivar la tierra, vamos a sufrir la peor enfermedad, ya que la pandemia que se avecina es la del hambre”.
