50 AÑOS DE LUCHA Y RESISTENCIA

AUTONOMÍA – Capítulo Cuatro

La autonomía como principio del CRIC en estos 50 años de lucha y resistencia ha permitido decidir las acciones a seguir dentro y fuera de los territorios.

Ésta se ha fortalecido desde la familia, alrededor del fogón donde sus integrantes son los que han empezado a definir su proyecto de vida, que luego llega a instancias del orden local, zonal y se fortalecen en la organización regional.

Estas determinaciones que se toman en diferentes campos no son de las autoridades locales o regionales sino el querer de las comunidades como máxima instancia de decisión y por eso los comuneros dan cumplimiento a cabalidad.

La puesta en marcha de este principio en forma total no ha sido fácil al interior de los territorios y en la organización regional teniendo en cuenta que aún se tiene dependencia de las normas de la población mayoritaria o los recursos que se entregan a las comunidades por parte del estado.

Este ejercicio de la autonomía en los territorios en aspectos delicados como la minería ilegal, el narcotráfico o la presencia de actores armados ha traído muchas dificultades por los asesinatos, las amenazas y la persecución a nuestras autoridades y a la guardia indígena a lo largo de existencia del proceso organizativo.

Es a través de los ejercicios de autonomía que se logró un efectivo control a través de la guardia indígena para evitar la llegada de la pandemia a los territorios indígenas que se refleja en un bajo porcentaje de personas contagiadas.

La realización de movilizaciones, el cumplimiento de los 10 puntos de lucha de nuestra organización, la emisión de resoluciones de control territorial, los acuerdos con el gobierno nacional, la aplicación de nuestro derecho mayor, de la ley de origen y el derecho propio son el reflejo de la autonomía y nos da la fuerza para que las nuevas generaciones mantengan en alto el proceso organizativo del CRIC.

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