El Proceso de liberación de la Madre Tierra da a conocer a las luchas y los pueblos del mundo que crecen peligrosamente los ataques coordinados y escalonados contra nuestro proceso.

Ayer 20 de abril la liberación de la Madre Tierra fue atacada nuevamente. El ejército y un grupo armado que se mueve en la zona montañosa de Corinto se enfrentaron en la hacienda Quebrada Seca, donde está ubicada una de las aldeas o puntos de liberación en Corinto. Los combates iniciaron hacia la 1 de la tarde y se prolongaron hasta las 4. Las bombas lanzadas explotaron cerca de los cambuches de la comunidad liberadora, a unos 150 metros del punto de control territorial que hemos establecido en las tierras que estamos liberando.

Este ataque se da después de dos hechos conexos en los últimos días:

  • Desde mediados de marzo el ejército aumentó el pie de fuerza en las haciendas en proceso de liberación en Corinto Quebrada Seca y Miraflores. La haciendas Vista Hermosa y La Emperatriz, en Caloto, permanecen militarizadas, al igual que las demás, desde que empezó la liberación; la ‘fuerza pública’ se asienta en la casa hacienda de cada lugar.
  • El 3 de abril, Asocaña se pronunció en medios por “daños en los cultivos de caña”. Hizo un llamado para que “se tomen medidas por parte de las autoridades competentes de manera que se contrarreste y resuelva esta permanente amenaza”. Al tiempo, Asocaña se ha acercado a líderes y autoridades indígenas buscando una negociación frente al tema de liberación de la Madre Tierra.

A partir de allí, no cesan los ataques:

  • En el último mes los combates entre ejército y grupo armado han sucedido con frecuencia una y hasta dos veces por semana. El ejército está ubicado en la hacienda Miraflores, Punto 2 de la liberación en Corinto, y patrulla noche y día amenazando e intimidando a la comunidad que libera la Madre Tierra.
  • La semana pasada un grupo de trabajadores de la hacienda Canaima fumigaron la platanera de una huerta de la liberación. Anoche, 20 de abril, un grupo de trabajadores dañaron el cerco, cortaron y se llevaron el alambre de un terreno de pastorear ganado. Los ‘propietarios’ de Canaima, en el papel, son parte de la familia que perpetró la masacre de El Nilo en 1991.
  • El 12 de abril, en El Chimán, finca en proceso de liberación, el ejército abrió fuego contra la comunidad liberadora desde la casa hacienda. No reportamos heridos.
  • El 6 de abril, a media noche, una bomba explotó cerca de uno de los cambuches de la liberación en el Punto 1, en Corinto. Tanto el ejército como el grupo armado lanzan sus balas y explosivos sabiendo que estamos ubicados en medio del fuego.
  • El 5 de abril, en El Chimán, el ejército abrió fuego y capturó y torturó un comunero que luego fue judicializado; después de una pelea jurídica en el tribunal, fue entregado a la autoridad indígena de Lopezadentro.
  • Entre el 3 y 5 de abril, nos llegó la noticia de que hay una jugosa recompensa por cada liberador asesinado.
  • El 20 de marzo el ejército y la policía retuvieron e interrogaron un liberador en el Punto 1, y, ante la presión de la comunidad liberadora, tuvieron que largarlo.
  • El 18 de marzo la policía, desde la casa hacienda, y el ejército, desde un guadual, dispararon contra liberadores en La Emperatriz después de que un grupo armado atentó contra la policía, que se instala en la casa hacienda.
  • Al tiempo, el grupo armado que opera en la región se presta para que, con la disculpa de combatirlo, el estado dispare a matarnos.

La nueva modalidad de ataque contra el Proceso de liberación viene ensayándose desde el 24 de enero, fecha en que el CTI de la fiscalía intentó hacer un falso positivo y capturar un comunero en el Punto 3, en Corinto. Se les cayó la vuelta gracias a la rápida reacción de la comunidad liberadora y al respaldo de la autoridad indígena.

Todo lo anterior nos lleva a concluir que el estado colombiano y el gremio cañero ensayan una nueva fase del plan con el que intentan destruir nuestro proceso desde hace cinco años. La maniobra articula reforzar la militarización, ofrecer recompensa por asesinar liberadores, aumentar los ataques judiciales y una ofensiva para resolver el asunto en el escritorio, un nuevo intento de negociación. ¿No era que andaban en cuarentena?

Ante esto, decimos:

  • Responsabilizamos al gobierno colombiano y al gremio de Asocaña por los ataques y atentados contra nuestro proceso.
  • Esta vez les faltó la revista Semana, que en la fase anterior estructuró una análisis de coyuntura que plasmó en un artículo en el que nos borró del mapa. En ese momento el general vicepresidente Naranjo era el el hombre fuerte de todo el plan. Ahora, ¿a quién le dejan esa deshonrosa labor? ¿A Mira, de Asocaña? ¿O a la vicegobernación del norte del Cauca?
  • Estos ataques no nos detienen. La liberación de la Madre Tierra continua posesionada en las haciendas tomadas hace cinco años, y en las más recientes. Durante este tiempo no hemos sido desalojados en ningún momento después de más de 320 ataques militares y policiales.
  • La liberación de la Madre Tierra no está en negociación.

Durante estos días que el monstruo dio la orden de cese mundial, y mientras soportamos todo el peso de los ataques del monstrico cololombiano, la liberación ha estado en el trabajo de preparar abonos orgánicos, sembrar alimentos en nuevas huertas, cortar caña en varias fincas, cuidar y mejorar las huertas existentes, organizar trueques y mercados dentro de la liberación y hacia las veredas, encaminarnos hacia las tecnologías ecológicas y preparar las nuevas acciones que pronto vendrán.

Proceso de liberación de la Madre Tierra
Norte del Cauca, Colombia.

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