Entre llantos, sirenas, gritos, olores fétidos y largas filas, trascurre la vida de la población de Mocoa Putumayo después de ser epicentro de una avalancha al amanecer del 1 de Abril del presente año,  afectando un aproximado de 17 barrios  que estaban construidos en las riberas de los afluentes Taruca, Taruquita, Mulato y Sangoyaco.

En esta tragedia perdieron la vida un aproximado de 314 personas, alrededor de 200 heridos y un número no calculado de desaparecidos, más la perdida material parcial y total de las viviendas, una afectación directa a la economía de los pequeños productores quienes son los que promueven el empleo en este Municipio.

Hay que anotar que los directos afectados de esta tragedia son familias y comunidades indígenas de distintos pueblos; Nasa, Awa, Inga, Kamentsa, Siona, Coreguajes, Yanaconas, Muruis y Kofanes, quienes han sido desplazadas de diferentes regiones del país por el conflicto armado y que huyeron para salvar sus vidas. Estas comunidades lo perdieron todo por falta de compromiso de los Gobiernos de turno que prometieron ayudarlos, y estas promesas solo quedaron en el olvido en un papel escrito.

nota1..Otra situación que pone entre dicho, la capacidad de las Instituciones Gubernamentales frente a las garantías de los derechos ya que esta tragedia se pudo haber evitado en Mocoa Putumayo, sobre en salvar las vidas humanas, teniendo en cuenta que se tenía conocimiento previo de la posibilidad que se presentara esta eventualidad.  Según los pobladores de la parte alta pidieron que los provisionaran de equipos de comunicación para dar alerta, petición que fue ignorada por las instituciones garantes del monitoreo de prevención y riesgo.

La comisión Humanitaria del CRIC, realizaron un recorrido por las cuencas Taruca y Taruquita, con el fin de verificar rumores de una nueva avalancha. El personal   asignado con el acompañamiento de un habitante de la zona encontraron un radioteléfono que no tenía conectividad y solo servía de adorno menciono el poblador.

nota1....Han pasaron 9 días de la tragedia y las comunidades siguen en espera de una solución efectiva para rehacer nuevamente con sus proyectos de vida. Con marcas en su cuerpo y en lo más profundo de su ser, estas se irán sanando con el tiempo ya que muchos sueños fueron enterrados por el lodo y piedras que se abrieron campo entre matorrales y viviendas, dejando a su paso desolación y dolor, pero en medio de la tragedia se evidencia semillas de fortaleza y esperanza a los que quedaron vivos.

Escuchemos el relato de vida de Jair Cruz Cometa que nos cuenta su historia y como llego el al Municipio de Mocoa.

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Por: Programa de Comunicaciones CRIC

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