Durante siglos los indígenas hemos sido aniquilados, desconocidos, subordinados, atacados culturalmente, expulsados de nuestros territorios. Para la Constitución de 1.886 no existíamos, prácticamente se daba por consumado nuestro exterminio. Nuestras luchas del siglo XX lograron la pervivencia de nuestros pueblos y la Constitución de 1.991 reconoció la existencia de nuestras culturas como parte constitutiva del país.

A pesar de 26 años de la nueva constitución colombiana los derechos logrados no se han concretado, la inequidad y el reconocimiento diferencial de nuestros pueblos ha quedado en el papel. Cada avance en temas territoriales, educación, salud, derecho propio, comunicación, gobernabilidad, alimentación, respeto a la vida, la comunidad y la naturaleza, lo hemos alcanzado en lucha constante contra las políticas dominantes y los intereses de los poderosos.

La constitución colombiana la hemos exigido y hecho posible a pedacitos a través de acuerdos con los sucesivos gobiernos en el marco de las movilizaciones masivas. Sin embargo estos acuerdos son reiteradamente incumplidos, acumulándose de tal manera que constituyen una muestra de la inoperancia del Estado colombiano y de la incapacidad crónica para la garantía de derechos económicos, sociales y culturales. En el año 1.999 declaramos como pueblos indígenas la emergencia social, económica, social y ecológica de los pueblos indígenas del Cauca, la cual a pesar de los compromisos del Gobierno Nacional no ha sido superada.

El año pasado realizamos una minga para exigir el cumplimiento de acuerdos, es decir que no se reclamaban exigencias nuevas sino que se cumpliera lo que ya estaba pactado; allí se lograron unos compromisos del gobierno nacional  y se concertaron cronogramas para el año 2016 y 2017, de lo cual, nuevamente, nada se ha cumplido. Por ello ahora nos vemos obligados a realizar, a partir del 30 de octubre pasado, esta “Minga por el territorio, la dignidad y el cumplimiento de los acuerdos” pues es la única manera de lograr salir de emergencia en que estamos y de la situación inconstitucional que ha reconocido la Corte Constitucional para 33 pueblos indígenas de Colombia, dentro de ellos 7 pueblos indígenas del Cauca.

Queremos denunciar ante el pueblo Colombiano que, orquestada por varios medios de comunicación, por funcionarios civiles y militares del Gobierno colombiano, se ha desatado una campaña de racismo y estigmatización contra los indígenas del Cauca, que se encadena y hace parte del exterminio a que hemos sido sometidos los indígenas en Colombia y que ahora se quiere concretar.

En la ciudad de Popayán, ilustre por su pasado de colonización y esclavismo, los que se consideran aristócratas y dueños de la pulcritud (cuando en verdad se han apropiado de los bienes públicos y del patrimonio del Estado con mecanismos como la corrupción), están llamando a matar, quemar, acabar con los indígenas y sus instituciones; aspiran a que su llamado tenga eco en la opinión pública, que seguramente siente perturbación por las dinámicas de nuestra movilización.

Cuando los profesores se movilizan: se los señala; cuando los sindicalistas reclaman sus derechos: se dice que están violando los de los demás; cuando las madres piden pan en las calles: se las reprime con bolillos y hasta con fusiles; cuando los campesinos tratan de sobrevivir: se los trata como ilegales y delincuentes; cuando los desempleados se defienden con la informalidad: se les persigue en las calles;  cuando los desarrapados buscan un lugar para dormir y para vivir: se los persigue como animales peligrosos; cuando las guerrillas deciden paz: se les incumple lo firmado; cuando se defiende el agua, el bosque, la atmosfera, la tierra: las comunidades y las personas son convertidas en subversivas. Debemos aprender lo común de nuestras luchas, de pobres y oprimidos. Los verdaderos enemigos del pueblo son ellos, los que nos quieren expropiar de los derechos, los que se han apropiado de la patria.

A todos estos sectores populares no los llamamos solamente a una solidaridad que necesitamos ante la fuerza que quiere doblegarnos, sino también a una lucha frontal contra el racismo, la inequidad, el desconocimiento, la ausencia de Estado social de Derecho. A que no pensemos que el que reclama y logra un derecho es enemigo de los otros sino que se entienda que avanzar en cada lucha es lograr condiciones para todos; que debemos ir construyendo la unidad popular y social hacia un Estado y una Nación que no niegue la vida a nuestros hijos e hijas ni nos arrebate los espacios de vida, que no corrompa más la sociedad ni acabe con la naturaleza.

Minga de Resistencia por el Territorio, la Dignidad y Cumplimiento de Acuerdos

 “Acción comunitaria de los pueblos indígenas del Cauca en Derecho”

Consejo Regional Indígena del Cauca –CRIC- 

Dado en Resguardo las Mercedes, Monterilla, Municipio de Caldono, Cauca, Noviembre 5 de 2017

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