Sin lugar a dudas, el paro cafetero que estamos viviendo en estos momentos en el país, no es más que una protesta social pacífica, justa  y que se veía venir. Es un derecho que el Estado debe proteger en nombre de la garantía de la libertad de expresión frente a la difícil situación de miseria por la cual atraviesan los caficultores indígenas y campesinos del país.

Los productores del café, en buen momento le muestran al país de la fuerza que puede tener un sector productivo, cuando ha sido despojado, engañado y  deteriorado por las políticas implementadas de la Federación Nacional de Cafeteros y la  falta de diálogo directo del gobierno nacional con los caficultores.

Es una movilización pacifica por la dignidad cafetera en contra de la grave crisis por la que atraviesa este sector del país, cuyas políticas  han llevado al deterioro de uno de los  sectores productivos más importantes para el país como es el cafetero.

No debemos olvidar lo que el sector cafetero le ha  aportado al desarrollo y la economía del país durante estos 85 años de trabajo y lucha, dentro de los cuales podemos mencionar: escuelas, puestos de salud, carreteras, acueductos, electrificaciones, entre otros, sin olvidar los 9 años que se sostuvo al actual presidente de la república en la oficina de Londres representando al gremio. los cuales se hicieron con los aportes de la cada uno de los caficultores, atreves de la contribución cafetera.

No es posible que hoy el Gobierno Nacional salga a decir que es el sector al que más recursos se le han invertido, desconociendo el gran aporte que se le ha aportado al país es necesario revisar el accionar de la Federación Nacional de Cafeteros en cabeza de sus dirigentes el despilfarro, saqueo y mal manejo de los recursos por parte de los mismos y falta de inversión gubernamental para este sector.

La falta de garantías y políticas claras  en este sector de vital importancia para la economía del país, se convierte en algo lesivo y riesgoso para la integridad, la convivencia, pervivencia y permanencia de los caficultores y sus familias menos favorecidas de Colombia.

Por su parte el CRIC como muchos otras organizaciones sociales del país, responsabilizan al gobierno nacional por los atropellos que está realizando la fuerza pública a los participantes de la movilización pacífica. Por ejemplo, en la vereda el Descanso, Territorio Ancestral Sath Tama Kiwe(Caldono-Cauca) el ESMAD ha herido gravemente a 7 comuneros quienes están hospitalizados, 3 detenidos y daños materiales en algunas casas de los moradores del lugar. También han dejado varios heridos entre ellos niños y mujeres manifestantes en 5 departamentos, provocando el desorden público y aumentando el riesgo a la población civil.

También se conoció que Juan Camilo Restrepo Ministro de Agricultura, en un discurso televisivo a un noticiero nacional, acusó a los manifestantes de ser movidos por las FARC, criminalizando así, una protesta civil y pacífica, cuyo derecho tienen todos los colombianos a la libre movilización social. Esta clase de acusaciones, no es nueva, el movimiento indígena por ejemplo está acostumbrado a recibir estigmatizaciones y acusaciones en ese mismo sentido. Esto no deja de ser más que una estrategia desinformativa al país ante la impotencia de no poder reconocer y cumplirle a este amplio sector que por muchos años ha sostenido la economía nacional.

Si la fuerza pública continua maltratando la marcha, el gobierno está violando el derecho a la protesta social pacífica, debería, por el contrario,  proteger en nombre de la garantía de la libertad de expresión, de los derechos de reunión y de  asociación, pues la libertad de expresión es un elemento indispensable a la existencia misma de toda sociedad democrática.

Por lo pronto, solo se espera que el gobierno y la Federación de Cafeteros, respeten la dignidad de los caficultores y se acepten sus propuestas estipuladas en los siguientes puntos:

1. Se fije un precio interno remunerativo y estable que, independiente del precio internacional, garantice la compra del café.

2. Una política de fomento a la producción cafetera nacional, sobre la base de que el productor escoja la variedad que desee sembrar, para recuperar la cosecha anual y garantizar que el café colombiano abastezca el mercado externo e interno y una política de industrialización del café con capital y trabajo de los productores nacionales.

3. No se incremente la llamada “Contribución Cafetera” por libra exportada.

4. Se reduzca el precio de abonos e insumos agrícolas, se eliminen los impuestos a los que están gravados y se controle y vigile la calidad de los mismos.

5. Una auditoria de las cuentas, actividades, gastos del Fondo Nacional del Café y la Federación Nacional de Cafeteros en donde se pueda establecer que paso con los activos que tenían los caficultores como lo eran la Flota mercante gran colombiana, el Banco Cafetero entre otros, conocer con exactitud  las áreas reales de producción. Es trascendental conocer si las instituciones siguen jugando su papel central de protección y apoyo al cultivo nacional, definir los ajustes que requieren para retornar a sus objetivos.

6. Promover los mecanismos necesarios de alivio de la deuda de los caficultores.

7. Impulsar gratuitamente, y sin distingo, los programas que controlen eficazmente las plagas de la roya y la broca.

8. Rechazar el Tratado de Libre Comercio que arruina al agro colombiano, para alcanzar estos objetivos nos movilizaremos, de manera pacífica y civilizada.

9. Rechazar la explotación minera en territorios indígenas.

Finalmente, El CRIC, hace un llamado urgente a las entidades de control  Fiscalía General de la Nación, Procuraduría y demás organismos nacionales e internacionales defensores de derechos humanos, para se haga seguimiento y se investiguen a quienes  vulneren  los derechos de quienes están en el libre ejercicio de la defensa de la dignidad cafetera.

Los colombianos y colombianas solo nos resta, continuar en la tarea incansable de exigir el cumplimiento y la no vulneración y violación de los derechos de quienes protegen el bienestar y  destino de miles de familias colombianas que forjaron el desarrollo del país, y que hoy se ven en el abismo a la pobreza, el engaño y la miseria.

Comunicaciones CRIC

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